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lunes, 1 de mayo de 2017

El reposo de Dios

Descansar en Él
Cuando leemos la epístola a los Hebreos, nos encontramos que el autor habla del "reposo de Dios" en su capítulo 3. Muchos de nosotros no entendemos muy bien a qué se refiere el autor con estas palabras cargadas de un cierto misterio. Para comprenderlo bien debemos estudiar el contexto de la epístola, así como su trasfondo cultural, religioso e histórico.
El autor de la carta a los Hebreos (posiblemente Pablo) está escribiendo a un grupo de judíos convertidos al cristianismo, los cuales estaban siendo tentados a volver a observar los ritos del judaísmo, para así escapar de la opresión de su pueblo y de la persecución.
El punto de vista que presenta en su carta el autor es que, el rito del judaísmo inaugurado con Moisés, era sólo un cuadro profético de Jesús, de su ministerio, y de su muerte en la cruz. Jesús había cumplido todo ritual simbólico y había sobrepasado al judaísmo con sus ceremonias. Por consiguiente, ellos, en vez de regresar al judaísmo de donde habían salido, debían seguir adelante con Jesús.
Para hacer notar todo esto, el autor de Hebreos se refiere a un incidente en la historia de Israel la cual tiene un paralelo con la situación en la que estaban viviendo. Moisés había conducido a los israelitas fuera de Egipto, cruzando el Sinaí, hasta el borde de Canaán. Dios les había prometido que les daría esa tierra, y envió a doce espías para verificar lo bueno que era aquella tierra. Pero cuando regresaron, diez de los doce espías sintieron tanto miedo por el tamaño y la fuerza de la gente de aquella tierra, que advirtieron al pueblo en contra de ir, desanimándolos (Números 13) Al estar el pueblo de acuerdo con estos diez espías temerosos, Dios llamó al pueblo a creer en él, y descalificó a esa generación, no permitiéndoles entrar en aquella tierra. Debido a su incredulidad, ellos perdieron el reposo del Señor, como bien dice Hebreos 3:11 "Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo".
Sin embargo, en el mismo libro de Hebreos 4:9 se nos habla que "queda un reposo para el pueblo de Dios".
Este reposo no puede referirse a la conquista de Canaán, debido a que el autor del Salmo 95 dice que está disponible para el pueblo de Dios "hoy en día" cuatrocientos años después que la conquista de la tierra hubo terminado.
Esta afirmación nos lleva a dos preguntas, ¿Qué es el reposo? y ¿Cómo podemos entrar en el reposo?
Este reposo corresponde no sólo a la vida que tendremos en el cielo con Jesús, sino también, a la vida de batalla, pero de victoria, junto al liderazgo de Dios y bajo su poder, los cuales son más que adecuados para ganar.
Jesús hizo una invitación a una vida de reposo viviendo en este mundo. El dijo: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar"(Mateo 11:28) Este es un cuadro que muestra el tipo de vida que cada uno de nosotros puede experimentar con Jesús, en medio de las batallas y luchas de la vida. Si nosotros vamos a Él, y aprendemos de él, nuestra vida será una vida de lucha efectiva en contra de la tentación, gracias a la misericordia y ayuda de Dios.
Es difícil imaginarse por qué algunos cristianos no experimentan este tipo de vida ; pero esto sucede porque al igual que los israelitas, no cumplen con las condiciones dadas por Dios; es decir, no obedecen y son incrédulos a la persona y promesas de Dios. Como bien dice el autor de Hebreos: "¿Y a quienes juró que no entrarían a su reposo, sino aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad" (3:18,19)
¿Cómo entramos en el reposo de Dios? Como hemos dicho anteriormente, esta pregunta se contesta en Hebreos 3:18,19 -4:3 Aquí se nos da la clave para entrar al reposo del Señor. Sin embargo, esto requiere mayor explicación. En Hebreos 4:10 se nos presentan caminos específicos para expresar la fe para entrar en el reposo del Señor. "Cesar de sus obras"  Este es el tema que el autor desarrolla más adelante en esta carta. Significa dejar de confiar en tus buenas obras para obtener la aceptación del Señor. En otra parte, el autor denomina a esto "obras muertas" porque no tienen poder para lograr el objetivo deseado. A cambio, se debe confiar en la obra terminada de Jesucristo que nos hace aceptables delante de Dios. La buena noticia es que necesitamos hacer esto sólo una vez, para recibir la permanente aceptación de Dios (Gálatas 2:26) Esto es lo que se denomina, hacerse cristiano.
Muchos de nosotros hemos experimentado un tremendo sentido de alivio al hacer esto. La pesada carga de siempre, estar pensando que uno se quedaba corto, fue reemplazada por la relajante confianza que la obra de Cristo hizo, obra que nosotros necesitábamos hacer, y que en ningún sentido podíamos. Esto es entrar en el reposo de Dios. Pero este reposo puede desaparecer en la vida cristiana. Los obstáculos aparecen, y a no ser, que deliberadamente escojamos poner nuestra confianza en lo que Cristo ha hecho por nosotros, perdemos el reposo que Cristo ya nos ha dado. Por eso el autor dice en el versículo 11 del capítulo 4 "Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia"
A primera vista pareciera que se estuviera contradiciendo con lo que dice el versículo 10. Si yo, supuestamente, debo cesar con mis obras muertas, ¿Por qué debo ser diligente para entrar en el reposo de Dios? Esta diligencia no es la que trata de obtener la aceptación de Dios nuevamente, sino más bien la diligencia para seguir confiando en la provisión de Cristo, inclusive, cuando es difícil hacer esto.
En los siguientes versículos del capítulo 3 el autor identifica algunos de los obstáculos clave para el reposo de Dios, y explica cómo debemos expresar nuestra confianza en Cristo ante esos obstáculos para que podamos retener el reposo. Uno de los consejos está en el versículo 14 "Porque somos hechos partícipes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio". Sólo Dios sabe lo más profundo de nuestro corazón. Nada está escondido por Él, y evalúa cada pensamiento e intención de nuestros corazones. Hay algo que como cristianos ocurre, y es que la justicia de Dios empieza a revelarse en nosotros para mostrarnos cuán pecadores somos. Cuando esto ocurre, es mucho más fácil creer que Dios nos ha rechazado, o que nos rechazará a no ser que hagamos alguna cosa para agradarle. Esto es lo que los judíos cristianos receptores de la epístola estaban haciendo, o se disponían a hacer.. Ellos estaban volviendo al Templo, y a realizar sacrificios de animales por sus pecados para asegurarse que Dios continuaría aceptándolos. Sin embargo, tanto ellos como nosotros hoy, debemos en forma deliberada, mantenernos firmes en nuestra confesión. Esto significa, conscientemente, aplicar el perdón completo de Jesús para nuestros pecados, en lugar de ir a otros medios. A esto se refiere el autor cuando dice que "tenemos un gran sacerdote, quien ha pasado a través de los cielos". En el Antiguo Testamento, el sumo sacerdote pasaba por la cortina hacia el Lugar Santísimo para ofrecer sacrificio por los pecados del pueblo. Esto lo hacía cada año en el Día de Expiación. Sin embargo, esto era sólo un rito simbólico que se repetía para enseñar al pueblo acerca del sacrificio futuro que vendría a través de Cristo.
Hebreos 4:16 nos dice que nos "acerquemos confiadamente al trono de la gracia" Desgraciadamente ésta es la cosa más difícil para algunos, porque no tienen confianza en el Dios que los ha salvado y si se acercan lo hacen con temor, cuando se habla de acercarnos confiadamente. Debemos, por tanto, atrevernos a acercarnos a Dios, a pesar de nuestros sentimientos que nos dicen que El no nos recibirá. Debemos hacer la decisión de, abiertamente, compartir nuestras luchas con Jesús, debido a que él nos entiende por haber experimentado lo mismo. Mientras más uno hace ésto, más uno experimentará Su ayuda, y más fácil nos será hacer esto una próxima vez. En la medida que esto se torna en un camino más habitual de trabajar con nuestras dificultades, uno está entrando en el reposo del Señor. Esto es precisamente lo que Dios nos ofrece debido a la obra completa de Jesús, sólo si estamos dispuestos a confiar en la forma descrita anteriormente.

Entremos pues, todos, al reposo de Dios por medio de acercarnos a El y depositar nuestra confianza en Aquel que lo dio todo, para gozar de una estrecha relación con nosotros.


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