La resurrección de los muertos
La doctrina de la resurrección de los muertos enseña, que según las Escrituras, todos los cuerpos de los muertos resucitarán.
Esta es una verdad revelada tanto en el Antiguo Testamento (Isaías 26:19) como en el Nuevo Testamento (1 Corintios 15) Jesús mismo, hablando de esta verdad, reveló que los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, que ya hacía tiempo que habían muerto, seguían vivos para Dios, y por consiguiente no habían dejado de existir (Mateo 22:31,32)
De la misma manera, los discípulos que predicaron el Evangelio, anunciaban juntamente, la resurrección de los muertos (Hechos 4:2)
Aunque muchos hoy día nieguen esta verdad y sostengan que con la muerte se acaba todo, la Palabra de Dios señala todo lo contrario. Como bien señala Daniel en su libro: "Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (Daniel 12:2)
Este pasaje bíblico de Daniel establece que las resurrecciones no serán las mismas, ya que unos serán resucitados para una vida gloriosa, en la presencia de Dios, mientras que otros serán resucitados para una vida de condenación eterna, excluidos de la presencia de Dios. Los que hayan creído en la persona de Cristo y en su muerte expiatoria, resucitarán con cuerpos glorificados para vivir con su Señor. Estos cuerpos serán semejantes al de Jesús cuando resucitó. Los cuerpos serán, no de carne ni de sangre, sino imperecederos, inmortales, poderosos y gloriosos, siendo instantáneamente cambiados.
Aquellos que no hayan creído al Evangelio de la gracia, serán resucitados, pero con cuerpos sujetos al dolor y al sufrimiento, siendo atormentados para siempre junto al diablo y sus ángeles en el lago de fuego y azufre. Esta es llamada, la muerte segunda (Apocalipsis 20:10,15)
La realidad de la resurrección de los muertos es tan clara, que Jesús, en una discusión con los saduceos, refutó la negación de la resurrección, recurriendo para ello a la ley o Torá. A la vez, también corrigió la doctrina de los fariseos según la cual, la resurrección significa el retorno a las condiciones de vida terrestre: "Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos" (Marcos 12:18-27)
La resurrección de los muertos implica la llamada "primera resurrección" que alude a las resurrecciones de los santos (Apocalipsis 20:6) y la llamada "segunda resurrección" que será la de los impíos, llamada también, la resurrección final de Apocalipsis 20:11,15 y que tiene conexión con el juicio del Gran Trono Blanco. Todos los muertos que no hayan resucitado antes, serán resucitados para comparecer ante Dios y ser juzgados. Por tanto, la resurrección final está relacionada solamente con los impíos.
La resurrección de los muertos es el método divino para transformar un cuerpo que era de la tierra y sujeto al pecado, en un cuerpo adecuado para su gloria en los cielos (1 Corintios 15:53)
Así como por el primer Adán, la muerte llegó al mundo, por Cristo llega la resurrección de los muertos "Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos" (1 Corintios 15:21)
En estos últimos tiempos que estamos viviendo, nuestra esperanza es que, al igual que Jesús resucitó, nosotros también lo hagamos si morimos antes de su segunda venida. Aún así, no olvidemos la promesa que El nos hizo en su Palabra: "De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol..."(Oseas 13:14)
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