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domingo, 15 de octubre de 2017

Jonás, el profeta renuente

El profeta Jonás profetizó en días de Jeroboám II rey de Israel (793-753) Era un profeta de las tribus del Norte (Israel) Fue llamado por Dios a profetizar a una nación enemiga, brutal y sin misericordia. No era extraño entonces que huyera. Ayudó a Jeroboám II a recobrar territorio perdido de Israel (2 Reyes 14:25) En todo el libro de Jonás sólo se menciona una profecía:"De aquí a 40 días Nínive será destruida" (Jonás 3:4) El libro menciona a Dios 38 veces, y enfatiza el amor de Dios por la ciudad de Nínive, capital de Asiria, la cual tenía una población de 120.000 personas (4:11)
Muchos toman el libro de Jonás como una parábola, una historia para enseñar una verdad espiritual, pero Jesús citó a Jonás no como parábola, sino como hecho histórico real.
Este libro es diferente a los demás libros proféticos porque cuenta la historia del profeta, y no enfatiza sus profecías, la cual , como hemos dicho, fue sólo una.
¿Cual fue la razón principal por la que se escribió el libro? Simplemente el mostrar la inmensidad de la gracia de Dios; la salvación de Dios para todos los pueblos. A lo largo del libro, repetidamente se hace referencia a Jonás en tercera persona, pensando con esto que tal vez lo escribiera otro autor. Sin embargo, no es una práctica extraña en la época del Antiguo Testamento escribir en tercera persona; Moisés lo hizo (Éxodo 11:3)
De acuerdo a 2 Reyes 14:25, Jonás vino de Gad-hefer, cerca de Nazaret. Aquella frase que dijeron los judíos en tiempos de Jesús en Juan 7:52 "de Galilea nunca se ha levantado profeta" no era correcta, ya que Jonás era de Galilea. Una tradición judía que no se puede verificar, dice que Jonás fue hijo de la viuda de Sarepta, a quien Elías resucitó de los muertos (1 Reyes 18:8-24)
En el tiempo de Jonás, la nación de Israel disfrutaba de paz y prosperidad relativa. Jeroboám II agrandó las fronteras del norte de Israel, hasta donde habían estado en tiempos de David y Salomón. Sin embargo, aunque prósperos materialmente, espiritualmente fue un tiempo de pobreza. La religión era ritualista, habiendo más y más idolatría, y la justicia se había pervertido.Dios llama a Jonás en este contexto político y espiritual para predicar arrepentimiento sobre Nínive.
Asiria, el país, fue fundada por Ninrod (Génesis 6:8) en un principio se llamó Asur, identificándola tanto con la capital como con el dios nacional. Asiria fue siempre un pueblo guerrero. En el siglo VIII a.C Asiria se convirtió en un floreciente imperio militar que duró 2 siglos. El fin del imperio se vincula a una serie de guerras civiles, donde poco a poco se fue debilitándose con las guerras y con la amenaza constante de un nuevo pueblo llegado por el norte: los escitas. Los asirios eran guerreros crueles en gran manera. El mismo rey Asurbanipal escribió esto: "Levanté un pilar para colgar en él los pellejos de los príncipes a los que hice arrancar la piel. A otros sólo los hice descuartizar.." Los asirios cortaban las cabezas de los prisioneros y las empalaban. Con toda esta información sobre Asiria, no es extraño que el profeta Jonás no quisiera ir a predicar . Asiria era uno de los principales enemigos de Israel, y lo que verdaderamente quería el profeta era ver destruida a Asiria y no salvada. Jonás conocía a Dios, y sabía que si los ninivitas se arrepentían, Dios los perdonaría. Es por esto que huye desobedeciendo la orden divina de ir. Pero Dios lo encuentra, y trata de varias formas con el profeta para que entienda y vaya a predicarles arrepentimiento. Primero, Jonás es tragado por un gran pez , permaneciendo en su vientre por tres días, hasta que decide obedecer y Dios lo libera de aquel pez. Aunque obedece de mala gana, comienza a predicar la destrucción de Nínive si no se arrepienten, consiguiendo resultados favorables, ya que toda la ciudad se arrepiente y Dios la perdona. Jonás deseaba que Dios volcara su amor y misericordia sólo para Israel, y en lugar de alegrarse por la salvación de los ninivitas, se enfurece. En el corazón de Jonás no había ni una chispa de compasión por el pueblo de Nínive, y por eso Dios utiliza una planta para enseñarle una importante lección (Jonás 4:6,7) Hay un sutil juego de palabras aquí con relación a la calabacera. Jonás se siente triste por la pérdida de la planta, como Dios se siente triste por perder a Nínive (Jonás 4:9-11)
No sabemos si al final Jonás adquirió la empatía que Dios deseaba hacia Nínive, pero lo que si está claro es la enseñanza que Dios le dio a Jonás y la que nos da a nosotros hoy. Estas son: 1) La soberanía de Dios. Aunque Jonás trató de huir de Dios, Dios tenía el control de todo. Dominó en el mar, en el pez y en la misma planta. 2) El amor universal de Dios. Dios no se limita a un pueblo (Israel) ni a ciertas personas específicas de su agrado. El amor de Dios abarca a todo el mundo. 3) Arrepentimiento sincero. Dios actúa siempre, y cuando el hombre se arrepiente sinceramente, aunque sea el más pecador de todos. El arrepentimiento trae salvación.
Dios ha enviado a hombres y mujeres como señales para esta generación.  Jesús mismo dijo que sólo se daría la señal del profeta Jonás¿Y cuál es esa señal? Es la señal de la  resurrección, la señal de personas que antes estuvieron muertas y que ahora tienen vida gracias a Jesucristo. ¿No es ese el motivo por el que el Señor dijo: "Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. (Mat. 12:40) ¿No es ese el mensaje fundamental de nuestra proclamación, que hay un Dios que puede producir vida de entre la muerte, que puede resucitar a aquellos que han sido tragados por el vientre de una ballena o un pez, perdidos, sin esperanza, pero redimidos? Y los testigos de esta proclamación son las vidas resucitadas de aquellos que, como Jonás, declaran ese mensaje en nuestros días.

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