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lunes, 16 de abril de 2018

Serie: Las Bienaventuranzas

Bienaventurados los pobres...
"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos"(Mateo 5:3)

Antes que nada, y para poder entender perfectamente las Bienaventuranzas, necesitamos conocer el significado de la palabra "bienaventurado". La palabra en su original griego es la palabra "makairo" y el término comunica básicamente la prosperidad o felicidad que experimentan los que son bendecidos por alguien superior.
Con esta definición ya expuesta, ahora si que podemos reflexionar en esta primera bienaventuranza, en donde se les llama felices o prósperos a los pobres en espíritu. Ahora bien, ¿Qué significa ser pobre en espíritu? La palabra "pobre" apunta a un mendigo, una persona que necesita ayuda económica de otros para vivir. Pero eso es así en su significado normal. Sin embargo, Jesús no estaba refiriéndose al pobre físico, sino al pobre espiritual. Y en base a esto, ¿qué es un pobre en espíritu? Pues sencillamente el pobre en espíritu es aquel que reconoce su necesidad espiritual y su dependencia del Creador. Ser pobre en espíritu implica reconocer nuestros pecados, viendo en ello la urgencia de recibir vida espiritual nueva. El pobre en espíritu es humilde y sensible al llamado de Dios para volverse de su mal camino, y anhela el cambio interno que lo lleve a una nueva posición espiritual. Según esta bienaventuranza, quien quiera andar por el camino de Dios ha de librarse de la codicia, desprendiéndose de la preocupación excesiva de los bienes materiales. A quienes Cristo llama pobres son también esos hombres sencillos que ninguna importancia se conceden a sí mismos. Lo que Cristo exige es el desprendimiento del alma de las cosas de este mundo, llevando una vida sencilla, conscientes en todo momento de la pobreza del hombre frente a Dios, viviendo esa virtud que es fundamental para el cristiano: la humildadDe éste pobre en espíritu es el reino de los cielos.
La palabra castellana "reino" al igual que en el original griego, puede referirse tanto al territorio gobernado por un rey, como a la acción misma de gobernar. En el Nuevo Testamento se usa principalmente con este segundo significado. Por consiguiente la frase que sigue "porque de ellos es el reino de los cielos" apunta a que son los pobres en espíritu los que se benefician del reinado de Dios.
Esta es una promesa para todos los pobres espirituales libres de orgullo.
Nuestro Señor Jesucristo, un día no muy lejano ya, volverá por segunda vez a la tierra para gobernar por un periodo de mil años. En ese periodo de tiempo, él regirá a las naciones con vara de hierro, extendiendo a la vez un gobierno de paz y prosperidad sobre la tierra (Apocalipsis 2:27) En esa época de paz llamada El Milenio, estarán reinando con él y beneficiándose de ese reinado, todos aquellos que fueron un día fieles a El en la tierra, aunque ya no estén con vida en ella. En ese grupo de fieles estarán los pobres en espíritu, que se olvidaron de dar excesivo valor a sus vidas materiales, para darles valor a sus vidas espirituales. Es por esto que ellos habrán sido renovados espiritualmente al recibir el regalo de la salvación que fue ofrecido para todos, a través del sacrificio de Cristo.
Vivimos en un mundo y en un tiempo donde el simple término "pobre" es despreciado y rechazado, inclusive entre muchas iglesias seudo-cristianas que sólo admiten la prosperidad en todos los sentidos.
Si el mundo comprendiera el verdadero significado de esta palabra en su sentido espiritual. serían bendecidos o bienaventurados si la aplicaran a sus vidas. Nosotros como cristianos, tenemos el privilegio de ser enseñados por la Palabra de Dios, así como corregidos por ella. Ahora conocemos cosas que antes desconocíamos gracias a que se nos quitó el velo espiritual que Satanás nos había colocado. Esta nueva percepción espiritual nos revela los tesoros de Dios para nosotros. Ser pobre en espíritu es un tesoro que trae bendición, prosperidad y felicidad en esta vida, porque en la otra, tendremos el reino de Dios sobre nosotros.
¿No es esto motivo suficiente para ser pobre en espíritu?  

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