Las parábolas. Su función e interpretación

Durante el tiempo que Jesús estuvo en la tierra, él no dedicó su ministerio sólo a sanar enfermos y echar fuera demonios. Jesús usaba la mayor parte del tiempo predicando y enseñando. Los métodos de enseñanza de Jesús fueron diversos y tenían la intención de atraer la atención de las personas. Uno de sus métodos de enseñanza más impactantes fue el método de las parábolas, del cual vamos a estar hablando a continuación.

La palabra "parábola" es una palabra griega que significa "poner las cosas lado a lado".

Una parábola muestra o usa ideas familiares para ilustrar conceptos o ideas desconocidas para que éstas sean entendidas mejor. También podemos definir el término parábola como una historia terrenal con significado espiritual o celestial. La parábola tiene grandes ventajas, ya que la verdad presentada de esta forma queda más grabada en la memoria, y es más fácil de recordar que una mera exposición.

La parábola es diferente de cualquier otra figura de lenguaje porque el relato de la parábola es verosímil y enseña una sola verdad.

Las parábolas que contaba Jesús trataban con todos los tópicos que la gente de la época encaraba, en su busca de propósito y significado en sus vidas.

El uso que Jesús hizo de las parábolas en su ministerio no sucedió sino hasta su segundo año, y en cuanto comienza a usar este método, lo vemos usándolo cada vez con mayor frecuencia, a la vez que se observa una dirección específica en el mensaje de ellas. Resulta muy obvio que Jesús las usó en forma deliberada para sacudir, para provocar, y para producir una respuesta en sus oyentes. Más extensamente, la finalidad del uso de parábolas por parte de Jesús, apunta a varias razones. Estas razones son:

a) Para poder hacer entender mejor las verdades morales y espirituales de aquellos que lo escuchaban y seguían. Estas verdades por medio de las parábolas se hacían fáciles de recordar y útiles para hacer pensar.

b) Para no ofender ni provocar a los que escuchaban. Aquellos que no querían recibir la verdad en ellos.

El uso de parábolas le permitía a Jesús ocultar la verdad de los críticos y revelarlas a sus sinceros seguidores. En Mateo 13:10-13 está la respuesta de Jesús a ésto...."Porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden."

c) Para que por medio de las parábolas, sus enemigos no pudieran distorsionar las palabras que Jesús decía y usarlas en su contra.

d) Para traer juicio sobre los que eran voluntariamente ciegos a la verdad (Marcos 4:12)

Durante sus últimos meses de ministerio, Jesús usó el mayor número de parábolas, y ellas, en el periodo final de su ministerio, tenían un enfoque cada vez mayor en los aspectos futuros del reino de Dios.

Aunque como hemos dicho, Jesús tenía especial cuidado al contar parábolas, algunas de ellas eran tan claras que pudieron ser comprendidas por sus propios enemigos, como era su intención. Tal fue el caso de la parábola de los labradores malvados en Mateo 21:33-46

Sabemos que Jesús usó muchas parábolas en su ministerio. Los evangelios sinópticos registran más de 40 parábolas, mientras que en Juan no se registra ninguna.

Aunque Jesús usó el método de las parábolas, él no lo inventó, ya que era una forma de enseñanza muy antigua y corriente en el Antiguo Testamento. Sin embargo, las parábolas de Jesús sobresalen por su gran sencillez y su profundo significado. Las parábolas que Jesús enseñó trataban de temas relevantes para la gente de su época y de todos los tiempos, como la muerte, la resurrección, la iglesia, el evangelismo, el perdón, la santificación, etc.

Clasificación de las parábolas.

Las parábolas se clasifican por temas. Sin embargo, al llegar a este punto de clasificar las parábolas, debiéramos saber que la verdad de una parábola puede ser clasificada en más de un área temática como vamos a estar viendo.

1) Parábolas del Reino de Dios.  Estas parábolas se encuentran principalmente en Mateo 13. En ellas se discute su venida, crecimiento, y consumación. Por ejemplo, la cizaña, la semilla de mostaza, y la levadura. Entre otras cosas estas parábolas indican que no tenemos que esperar hasta el futuro para experimentar el Reino, pues es una realidad presente. El Reino ya es, pero todavía no; está aquí, y sin embargo será consumado en el futuro. Jesús inició el Reino, y sin embargo está todavía en el proceso de regresar.

Por medio de estas parábolas sobre el Reino, Jesús enseña que el Reino crecerá de una manera asombrosa (semilla de mostaza, levadura) pero que también será rechazado. Con respecto a la parábola de la cizaña incluida en el tema del Reino de Dios, ésta también se puede incluir en las parábolas relacionadas con el tema de la salvación.

2) Parábolas sobre la salvación. Estas son parábolas que conciernen a la salvación y a asuntos relacionados con el arrepentimiento y el perdón. Las tres de Lucas 15 se clasifican en esta categoría (oveja perdida, moneda perdida, el hijo perdido o pródigo) Estas parábolas describen la condición perdida de la humanidad. El deseo de buscar y de hallar lo que se había perdido (el hombre) ilustra el deseo de Jesús de buscar y de salvar a los perdidos.

3) Parábolas sobre el discipulado. Jesús enseñó que recibir el Reino acarrea privilegios, pero también responsabilidades. De este modo sus parábolas no sólo declararon la naturaleza del Reino, sino también la conducta requerida de sus ciudadanos. Ejemplo de estas parábolas son la torre inconclusa y la guerra suspendida (Lucas 14:28-31)

4) Parábolas sobre acontecimientos futuros. Jesús ilustró varias enseñanzas sobre acontecimientos futuros mediante parábolas. El peso de estas enseñanzas está en la necesidad de "vigilante preparación" para la venida del Rey. Jesús cuenta estas parábolas de tal modo que tenemos la sensación de la necesidad de hacer lo correcto ahora, y evitar el juicio venidero. Ejemplo de estas parábolas son las 10 vírgenes, el padre de familia, el rico insensato, y el rico y Lázaro. Esta última parábola puede ser incluida también en las parábolas relacionadas con las de salvación, mientras que la parábola de las 10 vírgenes se puede igualmente incluir en las relacionadas con el discipulado.

Las 4 pautas para interpretar parábolas.

Existen 4 pautas en la interpretación correcta de las parábolas que pueden ayudarnos para así, evitar problemas al querer interpretarlas. Estas son:

1) Cuando leamos o estudiemos una parábola, no debemos exagerar el énfasis en los detalles que encontremos. Cada parábola tiene sólo una verdad o un pensamiento central, por tanto, debemos de buscarlo, y no dar significado a todos los detalles de dicha parábola. Los detalles sólo apoyan la verdad de la parábola, o pueden servir para ilustrar o adornar la parábola solamente.

2) Debemos buscar en el contexto de la parábola si Cristo mismo proveyó el significado de la parábola. Normalmente Jesús lo hacía explicando la verdad que se encontraba en la parábola misma.

3) Debemos evitar usar las parábolas como bases para fundar doctrinas. Hemos de usarlas sólo para apoyar las doctrinas claramente enseñadas en otras partes de la Biblia, más bien que para extraer doctrinas nuevas o contradecir la Palabra misma.

4) Debemos usar la verdad de una parábola en su propio contexto, que es el contexto adecuado, y no extraer una verdad de un contexto para introducirlo en otro totalmente distinto que no apoyaría el contexto entero de la Biblia.

Ya en los primeros decenios después de la muerte de Jesús, las parábolas sufrieron ciertas interpretaciones. Así se comenzó muy pronto a tratar las parábolas como alegorías, es decir, a dar a cada detalle encontrado en ellas, un sentido profundo especial. Esta clase de interpretación alegórica se extendió durante siglos sobre el sentido verdadero de las parábolas.

Hoy día, y al igual que en el principio, todas las parábolas de Jesús obligan a los oyentes a tomar posesión sobre su persona y sobre su vida. Fue por esa razón principalmente, que Jesús enseñó usando este método. Las parábolas tienen mucho que enseñarnos, y nosotros tenemos mucho que aprender de ellas.

No seamos, pues, insensibles al llamado a la acción que cada una de ellas nos hace, y actuemos, obedeciendo la verdad que cada una nos refleja.