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lunes, 24 de julio de 2017

Las fiestas de Dios. Relación y cumplimiento en Cristo (6)

Día de Expiación ( Yom Kippur)
"También habló Jehová a Moisés, diciendo: A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligireis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová" (Levítico 23:26,27)
Seguimos avanzando en nuestro estudio sobre las fiestas de Dios y su relación con Cristo. Entramos ya en la sexta de esas fiestas llamada el "Día de Expiación"
Esta fiesta es la más solemne de todas, y comienza a los diez días después de la fiesta de las Trompetas. Se la conoce también por otros nombres dentro del pueblo judío como pueden ser "Cara a cara" "El gran día" "El ayuno" "El gran Shofar" (trompeta) y "El cerrar de las puertas".
Cabe señalar que la Palabra de Dios habla de tres toques de trompetas. Estos toque son llamados: La primera trompeta, relacionada con la fiesta de Pentecostés; La última trompeta, o final trompeta, asociada a la fiesta de Trompetas (1 Corintios 15:52) y la Gran Trompeta, relacionada al Día de Expiación.
Es importante también para un mayor entendimiento conocer el significado de la palabra "expiación". Esta significa "cubrir, hacer reconciliación", y en eso se centra esta fiesta del "Día de Expiación", en humillarse delante de Dios para reconciliarnos con él y que El cubra nuestros pecados. Sin embargo, el día de humillación comenzaba diez días antes, tras la fiesta de las Trompetas, y eran conocidos esos días como los "días del terror" porque se relacionaban hasta hoy con los días de la ira de Dios, dentro del pueblo judío, donde se daba la última oportunidad para volverse a Dios en arrepentimiento. Los judíos saben que va a llegar el día en que el Mesías aparecerá (para ellos por primera vez) y deben estar preparados.
En el Día de Expiación era cuando el Sumo Sacerdote podía entrar al Lugar Santísimo (una vez al año) y presentarse delante de Dios y tratar con él "cara a cara" (de ahí uno de los nombres para esta fiesta) En esa única ocasión anual del Sumo Sacerdote, él entraba al Lugar Santísimo tres veces. Primero el entraba por sus pecados. Luego volvía a entrar por los pecados de los levitas; y por último entraba por los pecados de todo Israel.
El Día de Expiación es un tiempo para separar. Si leemos en Mateo 25:31-34;37 la Palabra nos dice: "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.....Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles".
La separación de unos a la derecha para salvación y otros a la izquierda para perdición viene precisamente cuando el Sumo Sacerdote en el Día de Expiación debía escoger para el sacrificio a dos machos cabríos y separarlos de la manera que vamos a ver ahora (ésto sólo se hacía en este día)

Levítico 16:7 dice: "Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel"
Según hemos leído, los sacerdotes tiraban "suertes" (se supone que eran unas piedras). La primera de esas suertes iba a Dios (Adonai) y era llamado "el macho cabrío de Adonai" el cual era escogido con la mano derecha y siempre coincidía con la piedra o "suerte" para Adonai. Ese animal era ofrecido al Señor en una ofrenda por el pecado. El segundo macho cabrío era escogido con la mano izquierda y era llamado "el macho cabrío para Azazel" y era el chivo expiatorio. Las "suertes" eran luego puestas en la cabeza de cada animal, lo cual determinaba su destino. Uno de ellos sería la ofrenda por los pecados del pueblo, ofrecido a Dios, el otro (Azazel) sería llevado al desierto. Sin embargo, antes de esto, el Sumo Sacerdote colocaba sus manos sobre la cabeza del animal y confesando todos los pecados del pueblo, se los trasmitía, llevándolo luego fuera de la ciudad, al desierto, donde sería arrojado por un precipicio. Además de esto, se le colocaba en uno de los cuernos al animal una cinta de color rojo la cual era cortada para poner una de sus mitades en la puerta del Templo. Cuando Jesús murió, tanto aquel año en el Día de Expiación, como en los siguientes hasta la destrucción del Templo, comenzaron a manifestarse hechos sorprendentes que tenían perplejos a los sacerdotes. El llamado Talmud de Jerusalén escribió lo siguiente al respecto: "Cuarenta años antes de la destrucción del Templo, la luz del oeste se apagó, el hilo carmesí se quedó carmesí, y la suerte para el Señor siempre salió en la mano izquierda. Ellos cerraban las puertas del Templo en la noche, y cuando se levantaban al amanecer, las encontraban abiertas". (Talmud pag 156,157) Ciertos sucesos fuera de lo normal sucedieron en el Templo. Con respecto a que la "suerte para el Señor" siempre salía en la mano izquierda se refiere a la elección del macho cabrío para Dios que hacía expiación. Antes de la muerte expiatoria de Cristo, la piedra que se colocaba al macho cabrío para Dios siempre coincidía para que saliera en la mano derecha. Después de la muerte de Cristo, esa piedra o "suerte" siempre salió en la mano izquierda. Con esto, Dios estaba dándole un poderoso mensaje a su pueblo, y el mensaje era que El ya no aceptaba aquel macho cabrío para hacer la expiación por los pecados, porque su Hijo ya había echo la expiación completa y perfecta. Aquel ensayo que ellos estuvieron haciendo por tantos años, en el cual ese animal tipificaba al verdadero sacrificio que vendría, se había llevado a cabo ante sus ojos, y ellos no se habían dado cuenta.
Los judíos de hoy observan un servicio al final del Yom Kippur o Día de Expiación llamado "Ne`ila". Ellos creen que en ese último día las puertas del cielo son abiertas, y son cerradas al sonar la trompeta o shofar de la fiesta.
El Día de Expiación es el día del juicio de Dios donde El consumará el plan que tenía establecido desde antes del principio de los tiempos para la humanidad. Para unos será un día de regocijo, pero para muchos, ese día será de terror y espanto.

El Día de Expiación es un tiempo de separar lo bueno de lo malo en nosotros. Es un tiempo de ver lo que está dentro de cada uno y echar fuera lo malo. Es un tiempo de restauración y restitución. Es tiempo de arrepentimiento.


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