lunes, 9 de octubre de 2017

Estudio de la iglesia en Corinto (1)

La ciudad de Corinto fue una de las grandes ciudades a las que el apóstol Pablo llevó el mensaje del Evangelio. La ciudad de Corinto estaba localizada en la parte sur de Grecia, en lo que era la provincia romana de Acaya, 72 km al oeste de Atenas. Corinto prosperó como una de las principales ciudades de comercio, no solo para la mayoría de Grecia, sino para gran parte del área del Mediterráneo, incluyendo el Norte de África, Italia, y Asia Menor. 
Los Juegos del Istmo, uno de los eventos deportivos más importantes de ese día (el otro era los Juegos Olímpicos), eran llevados a cabo en Corinto, causando más tráfico de personas.
Aún por los estándares paganos de su propia cultura, Corinto se volvió tan moralmente corrupta que su nombre mismo se volvió sinónimo de desenfreno y depravación moral. "Corintianizar" llegó a representar inmoralidad descarriada y embriaguez desenfrenada. 
Al igual que la mayoría de las ciudades griegas antiguas, Corinto tenía una acrópolis (lit. "una ciudad alta"), la cual se elevaba a más de 600 metros y era usada tanto para la defensa como para la adoración. El edificio más prominente en la acrópolis era un templo a Afrodita, la diosa griega del amor. Unas mil sacerdotisas, quiénes eran prostitutas "religiosas", vivían y trabajaban ahí y bajaban a la ciudad en la tarde para ofrecer sus servicios a los hombres de la ciudad y visitantes.
La iglesia en Corinto fue fundada por Pablo en su segundo viaje misionero (Hch 18:1). Como siempre, su ministerio comenzó en la sinagoga, en donde era asistido por dos creyentes judíos, Priscila y Aquila, con quien vivió durante un tiempo y quienes eran compañeros de oficio. Poco después, Silas y Timoteo se unieron a ellos y Pablo comenzó a predicar aún más intensamente en la sinagoga. Cuando la mayoría de los judíos resistieron el evangelio, él dejó la sinagoga, pero no antes de que Crispo, el líder de la sinagoga, su familia, y muchos otros corintios se convirtieran (Hch 18:5-8).
Después de ministrar en Corinto por más de un años y medio (Hch 18:11), Pablo fue traído ante un tribunal romano por algunos de los líderes judíos. Debido a que los cargos fueron estrictamente religiosos y no civiles, el procónsul, Galión, cerró el caso. Poco después, Pablo se llevó a Priscila y Aquila con él a Éfeso. De ahí él regresó a Israel (18:18-22). 
La iglesia de Corinto, incapaz de romper totalmente con la cultura de la cual venía, era excepcionalmente divisiva, mostrando su carnalidad e inmadurez.  
El problema más serio de la iglesia Corintia era la mundanalidad. La mayoría de los creyentes no podían separarse consecuentemente de sus caminos antiguos, egoístas, inmorales y paganos. Fue necesario para Pablo escribir para corregir esto, como también para mandar a los cristianos fieles  no solo a romper la comunión con los miembros desobedientes y no arrepentidos, sino a sacar a esos miembros de la iglesia (5:9-13). 

Las dos cartas que tenemos en nuestras biblias a esta iglesia en Corinto, refleja los problemas y las preguntas que la iglesia estaba sufriendo en aquel tiempo. Y de esos problemas y esas preguntas vamos a estar tratando en este estudio sobre la iglesia en Corinto.
La iglesia en Corinto. (Hechos 18)
Pablo llegó a Corinto procedente de Atenas sobre el año 50 d.C. Era su segundo viaje misionero y viajaba solo. Enseguida comenzó a visitar la sinagoga que había en Corinto y en donde se congregaban los judíos para el estudio de la Torá. Allí intervino en discusiones respecto de las profecías del Antiguo Testamento. Pero la mayoría de los judíos rechazaron a Pablo y su mensaje, y Pablo predicó entre los gentiles, convirtiéndose Justo, gentil, y Crispo, el principal de la sinagoga, así como muchos corintios.
Pablo estuvo 18 meses trabajando en Corinto, fundando y estableciendo la iglesia allí. Después de esto se despidió y se fue a Éfeso, siendo ahí donde escribió la primera carta a los corintios. Pablo llevaba ya unos 3-4 años lejos de Corinto cuando llegaron unos hermanos desde Corinto a visitarle y a informarle  d ciertos problemas que habían surgido en la iglesia. Cinco de estos problemas eran:
  1. Divisiones en la iglesia (1 Corintios 1:10-13)
  2. Un caso de incesto (1 Corintios 5:1-5)
  3. Pleitos entre miembros (1 Corintios 6:1-6)
  4. Abusos de la libertad cristiana (1 Corintios 6:9-11)
  5. Caos reinante en relación a la cena del Señor (1 Corintios 11:17-22)
Además de estos problemas, la carta de Pablo responde a ciertas preguntas que le hicieron. Estas preguntas fueron:
  1. Preguntas sobre el matrimonio y la vida.
  2. Preguntas sobre alimentos.
  3. Preguntas sobre dones espirituales.
  4. Preguntas sobre la resurrección de Cristo.
Tanto  esos problemas como esas preguntas serán el foco de estudio que estaremos considerando en este estudio especial de la iglesia en Corinto.

Primero de los cinco problemas: División en la iglesia.
La iglesia de Corinto era una mezcla de razas y clases sociales. Habían pocos judíos, siendo la mayoría de miembros gentiles. Muchos de ellos procedían de un ambiente pagano e inmoral, y otros eran más bien filósofos intelectuales. Era razonable, por tanto, que hubiera un problema de división entre ellos. Pablo menciona tres facciones centradas en líderes: Pablo, su fundador, Apolos, quien era un judío cristiano de Egipto y maestro elocuente, y Cefas (Pedro) Esta mención de Pedro no significaba que Pedro hubiera visitado Corinto y hubiera estado con ellos un tiempo. Como líder de las 12 apóstoles era natural que Pedro tuviera seguidores, sobretodo entre los judíos cristianos.
Como vemos pues, se habían creado divisiones entre ellos, y los grupos hacían comparaciones  entre sus líderes. Pablo tiene que exhortarles al respecto para que la iglesia pudiera ver, que tanto Pablo como Cefas o Apolos, no eran rivales, ya que trabajaban juntos en la misma empresa y tenían los mismos intereses los cuales eran por sobre todo, esparcir el mensaje del Evangelio de Cristo. Ellos también trabajaban juntos en la obra de edificación de la iglesia (3:1-9)
No debían, por tanto, permitir las divisiones entre ellos si en el fondo todos tenían un mismo sentir.

Hoy día, tristemente, sucede igual en muchas iglesias cristianas evangélicas. Ya no estamos separados por doctrinas fundamentales solamente, sino más bien por opiniones contrarias, costumbres tradicionales, o estatutos interdenominacionales "sagrados"que no admiten revisión alguna.
¿Y acaso no estamos todos en el mismo barco y deseamos que el reino de Dios se extienda y establezca? ¿Por qué entonces no trabajar juntos codo a codo en beneficio del Reino? 

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