miércoles, 11 de diciembre de 2019

Reflexiones poderosas

FORMA DE COMBATIR EL ERROR
Cuando tengamos la tentación de atacar las supersticiones de la gente y las costumbres religiosas tan inútiles de muchos, recordemos lo siguiente:
Si vemos por la calle a un perro hambriento y enflaquecido, pero que lleva en su boca un hueso sucio y viejo que encontró en un vertedero, no podremos convencerle de que lo suelte regañándole por buscar huesos entre la basura o razonándole que aquel hueso sucio y viejo no tiene alimento que satisfaga su hambre. Si lo intentamos, y aún más pretendemos quitárselo por la fuerza, lo único que conseguiremos es que nos ladre y nos muerda. No puede desechar aquel hueso, aunque sea viejo y sucio, porque es lo único que tiene. La única manera de quitárselo es echándole una chuleta fresca y apetitosa. El perro notará la diferencia y él sólo abandonará el hueso. Así ocurre con las supersticiones y costumbres religiosas equivocadas de los hombes. No les regañemos, ni les razonemos, ni i ntentemos quitárselas por la fuerza. Echémosles una buena chuleta del evangelio de Jesucristo, demostrémosles que a nosotros nos alimenta y sostiene y ellos solos abandonarán sus huesos sucios y viejos. 

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