lunes, 4 de febrero de 2019

El gnosticismo en el Nuevo Testamento

Como muchos en la iglesia de nuestros días, hubo en la iglesia primitiva creyentes en Cristo que cayeron bajo el influjo de la filosofía dominante de su tiempo. Mientras todavía se estaba escribiendo el Nuevo Testamento, la iglesia en Asia se vio amenazada por el gnosticismo, corriente filosófica que en la iglesia apostólica primitiva se convirtió en gran opositora del evangelio.
El familiarizarse con las enseñanzas del gnosticismo le ayudará a entender y apreciar mejor algunas de las advertencias y enseñanzas que se encuentran en las epístolas.
Muchos miembros de la iglesia primitiva tenían sed de conocimientos y fácilmente eran engañados por los maestros gnósticos, que los desviaban de la devoción pura y sencilla a Cristo. Había quienes abandonaban la iglesia para formar su propia comunidad y enseñar un evangelio distinto al proclamado por los apóstoles. Tal alejamiento de la iglesia suscitaba dudas, entre los que se quedaban en cuanto a la verdad. De este modo nacía la confusión.
El término gnosticismo proviene de la palabra griega gnosis, que significa “conocimiento”. El gnosticismo era una corriente filosófica centrada en la búsqueda de un conocimiento superior. Los gnósticos enseñaban que tal conocimiento no era simplemente intelectual sino que era difícilmente accesible al cristiano común y corriente. Según el pensamiento gnóstico, al alcanzar el creyente tan extraordinario conocimiento, alcanzaba “la salvación”.
Aunque la filosofía gnóstica tenía múltiples aspectos, todos ellos extraños y divergentes, había dos axiomas fundamentales de su enseñanza:
  1. La primera doctrina fundamental del gnosticismo era la supremacía del conocimiento.
Ø Ciertos pneumatikoi, o “espirituales”, decían poseer un conocimiento especial de la verdad.
Ø  Los cristianos comunes y corrientes no poseían, ni podían llegar a poseer, este secreto del conocimiento superior.

  1. La segunda doctrina fundamental del gnosticismo era la separación de espíritu y materia.
Toda materia se consideraba mala y fuente de mal.
El espíritu se consideraba bueno e invulnerable. Nada que hiciera el cuerpo (la materia) podía afectar la pureza del espíritu.

El gnosticismo afirmaba tener un supuesto conocimiento superior al revelado por Dios en Jesucristo y a través de los profetas. Tenía sus orígenes en las filosofías de los griegos y de los romanos, en las religiones orientales, especialmente las de Persia y la India. Mientras el cristianismo mantuvo sus raíces judaicas, estuvo a salvo de tales herejías. Sin embargo, al extenderse el cristianismo al mundo de los gentiles, la religión filosófica oriental intentó formar alianza con el cristianismo.
Muchos gnósticos interpretaban el Antiguo Testamento de manera alegórica y no  se ceñían a sus enseñanzas literales. Se apartaron de la veracidad de la Palabra, que habría sacado a la luz el error de sus enseñanzas en cuanto a la creación, el pecado y la restauración de todas las cosas. Un pudieron comprender cómo Dios supremo, puro en espíritu y esencialmente bueno, podía haber creado un universo material al que consideraban malo. Cuando los gnósticos abrazaron el cristianismo, se dividieron en multitudes facciones en torno al tema de la deidad de Jesucristo. Las dos facciones principales enseñaban lo siguiente:
1.      Los gnósticos docetistas negaban la humanidad de Jesús. El término docetista proviene del verbo griego doko, que significa “parecer”. Según los docetitas, era imposible que Dios, que como espíritu era bueno, en la persona de Jesucristo se hubiera hecho hombre, que como materia era malo. Creían que Jesucristo era un fantasma, que no tenía cuerpo ni era de carne y hueso, sino que sólo parecía tener cuerpo.  
2.      Los gnósticos cerintianos (seguidores de Cerinto) distinguían entre el hombre Jesús y el aeon, es decir, el poder de Cristo. Creían que en el bautismo de Jesús, cuando la paloma descendió sobre Él, lo que había venido a reposar sobre el hombre Jesús era el poder de Cristo, y que Jesús había perdido tal poder antes de su muerte en la cruz. De modo que quien había muerto era “el hombre Jesús” y no Jesucristo el Dios encarnado.

Estas herejías gnósticas negaban que Dios se hubiera encarnado y que, en la persona de Jesucristo, hubiera andado por este mundo para traer redención y salvación al género humano. Al eliminar a Jesucristo como el único camino a Dios, los gnósticos creían que podían encontrar su propio camino a Dios mediante la investigación y el conocimiento. La fe y las obras no se consideraban importantes para la  salvación ni para la vida del creyente.
El comprender los fundamentos del gnosticismo y las distintas formas de razonamiento que éste adoptó en los primeros tiempos de la iglesia cristiana le ayudaría a comprender mejor le herejía doctrinal que algunos de los escritores del Nuevo Testamento procuraban corregir.   
Extraído de http://www.indubiblia.org/

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