miércoles, 6 de abril de 2022

El común acuerdo en el hogar



T
odos sabemos que el enemigo ha venido a matar, robar y destruir; y su propósito es dividirnos para que perdamos la comunicación en nuestra casa. El primer matrimonio que consiguió dividir sutilmente fue el de Adán y Eva; la orden de restricción al árbol se la dio Dios a Adán, pero el enemigo vino y empezó a trabajar la mente de Eva para hacerla caer, seguramente esto no hubiera pasado si hubieran estado de común acuerdo, pero ellos no se comunicaron y las consecuencias fueron duras para ellos, las cuales alcanzamos nosotros en este tiempo. Unas de las consecuencias que podemos mencionar es que fueron sacados del huerto, perdieron la cobertura, a Adán le correspondería ganar el pan con el sudor de la frente, a Eva tener sus hijos con dolor, y más adelante vemos que cuando Caín y Abel fueron mayores se convirtieron en personas antagónicas, y todo como consecuencia de no ponerse de común acuerdo.

Estamos en el "Año de la Conquista", un año de pelea y darlo todo, pero para conquistar como familia tenemos que estar de común a cuerdo y nunca dividirnos. Como pareja, tenemos que platicar y ponernos de acuerdo, así como Josué para conquistar Jericó se tuvo que poner de acuerdo con el pueblo, porque fueron seis días de marchar y creerle a Dios para conquistar; si hubieran estado divididos no hubieran alcanzado la victoria, de la misma forma, si estamos divididos imposible que alcancemos la promesas que El Señor Jesucristo nos ha dado.
En los siguientes versículos de La Palabra, El Señor nos pide que no nos dividamos y que nos pongamos de común acuerdo:
Hermanos, les pido en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que se pongan de acuerdo unos con otros para que no haya divisiones entre ustedes. Les pido que estén siempre unidos por las mismas ideas y los mismos propósitos. (1Corintios 1:10 PDT)
Él sabía lo que ellos estaban pensando y les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo será destruido, y toda familia dividida contra sí misma se acabará. (Lucas 11:17 PDT)
Si dos andan juntos, ¿no es porque se han puesto de acuerdo? (Amós 3:3 PDT)
Es imposible que nuestro matrimonio pueda alcanzar fruto si existen rencillas y peleas, tenemos que tomar los problemas de raíz y buscar ayuda para encontrar la salida, porque no puede haber paz ni conquistas, si no es de común acuerdo. Es necesario que nos esforcemos y discernir por dónde el enemigo tiene bloqueada la bendición que El Señor ya decretó para nosotros.
Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. (Mateo 26:31 RV60)
El Señor nos muestra que el enemigo puede herirnos para que no podamos pelear por las ovejas que Él ha puesto para que bendigamos. Algunas de las formas que el enemigo tiene para herir es: quitando la autoridad, infundiendo el miedo, menosprecio, cometiendo adulterio, fornicación; de estas maneras, el enemigo puede herir al pastor y su rebaño será dispersado. Es normal que anhelemos que nuestra pareja nos manifieste afecto aunque esto nunca llegue; pero debemos comprender que en algunas personas, la ministración para ellos en su niñez fue de rechazo y desprecio, lo cual no les permite que se expresen afectivamente.
Tenemos que ser valientes para no permitir que el enemigo nos robe la bendición, si en nuestra casa fuimos rechazados o despreciados cuando fuimos niños, y como consecuencia hemos perdido la autoridad; debemos clamar para que cualquier trauma de en la niñez, sea anulado, y como consecuencia Dios nos devolverá la autoridad en casa y podremos actuar con afecto a nuestra familia. Es necesario que comprendamos que la venida del Señor está próxima pronta y nos pedirá cuentas de la viña que nos dio para cuidar. Tenemos que entender que nuestra cabeza es Cristo y nosotros somos cabeza de nuestra esposa e hijos, y luz para evidenciar los pecados ocultos para poner en orden nuestra casa.
Este es un año de conquista, y será muy triste que venga el próximo año y aun no hayamos ganado batallas para El Señor. No tenemos porqué menospreciarnos y pensar que para otros hay bendición y para nosotros no la hay; el avivamiento que viene es algo muy grande y las bendiciones que vienen para nosotros son muchas, pero antes tenemos que dar fruto, romper toda división en nuestra casa y ponerla en orden. Como ministros, lo que predicamos antes lo tenemos que haber vivido.
Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. (2Corintios 4:7 NVI)
El poder que obra en nuestra vida no viene de nosotros sino de Dios, por eso ante los problemas y preocupaciones no nos demos por vencidos porque Él no nos abandona, y aunque nos derriben no nos destruirán. Fuimos escogimos por Dios desde antes de la fundación del mundo y no lograremos vencer las batallas con nuestras fuerzas, sino con el poder que viene de Él; no miremos nuestra condición, veamos a nuestro Padre porque con Él todo se puede, y esos gigantes que nos afrentan, al estar frente a nuestro Padre se verán diminutos e insignificantes; porque si Dios dijo, Dios hará.
Los hijos de Job tomaban turno para hacer banquetes en la casa de cada uno de ellos, a los cuales invitaban a sus tres hermanas para comer y beber con ellos. Al terminar cada ronda de banquetes, Job les mandaba instrucciones a sus hijos para que se purificaran, y levantándose de madrugada ofrecía un sacrificio que debe quemarse completamente por cada uno de sus hijos, pues Job pensaba que tal vez sus hijos pudieran haber pecado y maldecidos a Dios con su pensamiento. (Job 1:4-5 PDT)
Como lo muestra el versículo anterior, los hijos de Job estaban en pecado y no agradaban a Dios, y Job no tuvo la valentía de ponerlos en su lugar. Lamentablemente no se puso de acuerdo con la esposa para frenarlos en su vivir desordenado; de esta misma forma, muchas veces vemos que nuestros hijos andan en pecado y no tenemos la valentía de enfrentarlos, desagradando igualmente a Dios y evitando que la bendición caiga sobre nuestro campamento. No tengamos temor de enfrentar a nuestros hijos, y aunque sean grandes, si están bajo nuestro techo enfrentémoslos porque Dios nos respaldará.
El que no corrige al hijo, lo odia; el que lo ama, lo disciplina a tiempo. (Proverbios 13:24 PDT)
Corrige a tu hijo mientras haya esperanza; sino tú serás responsable de su muerte. (Proverbios 19:18 BLA)
La necedad está ligada al corazón del niño; la vara de la disciplina la alejará de él. (Proverbios 22:15 LBLA)
La Palabra nos respalda para corregir a nuestros hijos y El Señor nos ha dado autoridad en nuestra casa para que no nos pase lo que a Job, pero antes es necesario que comprendamos que Dios nos ha dado una viña que cuidar para que les enseñemos el camino correcto. Como padres, y mediante la autoridad que nos fue dada por El Señor, lo que decimos en nuestra casa se tiene que hacer, pero para lograrlo tenemos que andar muy bien con Él para evitar que nuestros hijos nos señalen.
La Palabra dice: "...padre, no los provoquéis a ira, no los irritéis...", esto no significa que no los corrijamos, pero si anhelamos que nuestros hijos nos honren, entonces primero debemos ser ejemplo caminando en santidad para que esa unción caiga sobre ellos.
Otra causa de división sucede en la alcoba; un claro ejemplo de esto lo da la Palabra en el hogar de Potifar, cuando la esposa al sentirse insatisfecha y desatendida en la alcoba cometió adulterio. Potifar y su mujer no caminaban de común acuerdo en su intimidad y este fue el motivo que encontró el enemigo para atacar el hogar; así como esta, existen muchas situaciones donde el enemigo aprovecha para desanimarnos para que no disfrutemos la vida con la mujer de nuestra juventud.
Haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo... (Filipenses 2:14-15 LBLA)
Otra forma de herir nuestro hogar es con la murmuración. Cuidémonos de permitir o fomentar la murmuración, sobre todo dentro de la casa; esto puede suceder cuando murmuramos de nuestro cónyuge, suegros, familia y personas que nos rodean, mientras nuestros hijos nos escuchan. No permitamos que la murmuración entre a nuestra casa porque nos dividirá, juntémonos y resolvamos los problemas de cara, de esta forma estaremos avergonzando al enemigo.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes. (Efesios 4:29 SSE)
Somos fuente de bendición, y cada vez que le hablemos a nuestros hijos que de nuestra boca sólo salga bendición, de otra manera, será imposible que podamos conquistar. Con El Señor Jesucristo en nosotros, todo se puede.
Si alguno no quiere atender la ley de Dios, tampoco Dios soportará sus oraciones. (Proverbios 28:9 DHH)
Para diezmar y ofrendar también tenemos que estar de común acuerdo, lo cual se trata de una orden de parte de Dios. Es una bendición que El Señor nos permita diezmar y ofrendar; sin embargo, no debemos estar esperando recibir algo a cambio, porque si damos es porque amamos al Señor quien todo se merece. Busquemos primero el reino de Dios y Su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura.
Nuestra bendición principia hoy, recordemos que sólo debemos obedecer a la voz de Dios, buscar Su rostro en todo momento y concederá los anhelos de nuestro corazón, empezando por los espirituales hasta llegar a los materiales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página.Si te ha gustado haz clik en;Me gusta