"..Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios" (Lucas 9:62)
A través de estas palabras dichas por Jesús, nuestro Señor nos estaba diciendo varias cosas importantes. Primero, que el Señor espera que pongamos nuestra mano en el arado, es decir, que trabajemos en su reino; segundo, que al poner nuestra mano en el arado no miremos hacia atrás; y tercero, que el que mira hacia atrás, a lo que dejó en el mundo, no sirve para el reino de Dios.
Con respecto a lo primero que el Señor espera de nosotros, que pongamos nuestra mano en el arado, es de lo que vamos a estar hablando en esta ocasión. Muchos cristianos en la actualidad no están obedeciendo el deseo de Jesús de que trabajemos para su reino. Más de la mitad de creyentes se dedican solamente a asistir a los cultos principales en sus iglesias sin involucrarse en actividades o trabajos internos de la iglesia.
Existen tres principales inconvenientes al servicio a Dios que vamos a estar viendo a continuación.
1) Inconvenientes psicológicos.
El principal inconveniente psicológico de un cristiano es la autoestima. Cuando un cristiano no sabe quien es en Cristo, suele tener una autoestima baja de su persona que le da inseguridad a la hora de trabajar en la obra del Señor. La Palabra de Dios en 2 Corintios 5:17 dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". Cuando venimos al Señor Jesús, Dios se convierte no sólo en nuestro Hacedor, sino también, y por encima de todo, en nuestro Padre (Juan 1:12) Esto tiene una importancia que muchos desconocen. Al igual que un hijo biológico tiene derechos legítimos en los bienes de su padre, con un hijo de Dios ocurre lo mismo. Por eso es preciso conocer el valor de la paternidad de Dios sobre nosotros, de manera que adquiramos seguridad personal que nos llevará a una equilibrada autoestima y ésta a su vez, a trabajar con éxito en la obra de Dios.
2) Inconveniente espiritual.
El principal inconveniente espiritual podríamos llamarlo "pereza espiritual". ¿A qué me refiero con ello? pues a las excusas que solemos poner para no involucrarnos en la obra del Señor. Estas excusas van desde el excesivo trabajo, la abrumadora familia, el no estar capacitado teológicamente, etc. Todas estas excusas están disfrazando la "pereza espiritual". Proverbios 19:15 dice algo muy interesante: "La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma negligente padecerá hambre" ¿A quién no le da sueño por no hacer absolutamente nada? Cuanto menos hace uno, menos ganas tiene de hacer. En este pasaje de Proverbios vemos que se enlaza la pereza con la negligencia. Cuando uno es perezoso, llega a ser negligente, y como consecuencia "padecerá hambre".Esta hambre de la cual padecerá no es necesariamente física. En lo referente a las cosas espirituales, cuando uno no está trabajando para el Señor, aportando para el Reino,¡¡ tampoco recibe !! Es la ley de la siembra y la cosecha (Gálatas 6:7) El resultado es que sobrevive espiritualmente con lo poco que recibe y a la larga, padece hambre, porque no se nutre correctamente, sólo, de vez en cuando en los cultos principales en su iglesia.
3) Inconveniente físico.
Uno de los inconvenientes físicos, aparte de las enfermedades, es el inconveniente de la vejez. La vejez se considera para muchos un inconveniente para el servicio cristiano, pero muchas veces es una simple excusa. Hermanos que ya han llegado a la vejez piensan que ya no pueden servir al Señor porque sus fuerzas físicas ya no son las de antes. Pero vamos a la Palabra para ver algo muy interesante que nos dice al respecto.."Aún en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia"(Salmo 92:14,15) Este pasaje nos muestra 3 cosas interesantes con respecto a los que han alcanzado la vejez en el Señor.
a) Que los justos, aún en la vejez, darán fruto (fructificarán)
b) Que los justos, aún en la vejez, estarán fuertes (estarán vigorosos y verdes)
c) Que los justos, aún en la vejez, seguirán testificando de Dios (para anunciar que Jehová...)
En Lucas 2:36 leemos sobre una mujer llamada Ana, de edad avanzada, que servía en el templo desde que quedó viuda. Se dice que quedó viuda hacía ya 84 años, pues sólo 7 había vivido con su esposo. Si hacemos cuentas veremos que esta mujer tenía una edad bastante avanzada, y aún así, servía al Señor. En ella se cumplía, sin lugar a dudas, las promesas del Señor vistas en el Salmo 92. Éstas eran que darían fruto, estarían fuertes, y hablarían de Dios ¿No era ésto lo que ella hacía según el versículo 38 de Lucas 2? "...Y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén".
Si Ana recibió las promesas del Señor dadas para la vejez del justo, ¿Por qué no esperarlas nosotros también? ¿Tendremos entonces que preocuparnos de no poder servir al Señor en nuestra vejez, o confiaremos en Su Palabra?
No hay nada más grande que servir a Dios. Aún el más pequeño servicio hecho hacia El, es grande a sus ojos. Solemos andar en la vida angustiados y estresados por los quehaceres diarios ,y no nos damos cuenta que todas las cosas de este mundo terminarán ¿y qué tesoros llevaremos a la presencia de Dios? Trabajar para el Señor es trabajar haciéndonos tesoros en el cielo. Eso es eterno, lo demás, una mera ilusión.
Que nunca seamos juzgados por poner inconvenientes al servicio al Señor.
"ROGAD, PUES, AL SEÑOR DE LA MIES, QUE ENVÍE OBREROS A SU MIES"
(Mateo 9:38)
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