domingo, 15 de octubre de 2017

Oseas, profeta de la salvación

Cuando venimos al estudio sobre los profetas, nos encontramos que cada uno de ellos, tanto los llamados "profetas mayores" como los llamados "profetas menores" les fueron dados nombres  que descubría una característica de su ministerio, mensaje o llamado de Dios. Así, cuando estudiamos al profeta Oseas vemos que su nombre significa "Salvación" y alude a la salvación que Dios daría a su pueblo al final de su castigo.
Es bueno conocer que este libro bíblico se escribió entre el 760-720 a.C. Oseas profetizó en el llamado reino del Norte o Israel. La historia confirma que Israel, con su capital Samaria, cayó bajo los asirios en el 721 a.C. Después de la caída, Oseas estuvo varios años (entre 4-9) dando un mensaje de arrepentimiento al pueblo para evitar el exilio. Pero a pesar de que Dios juzgó la infidelidad de su pueblo, el mensaje de Oseas también implicaba salvación; la que Dios les daría después que ellos aprendieran la lección (Oseas 14:4)
¿Pero quien era realmente Oseas?
Como ya hemos dicho, Oseas fue un profeta enviado por Dios para advertir a la nación de Israel del inminente juicio de Dios debido a su infidelidad. Pero Dios quería hacer saber a su pueblo cómo los amaba a pesar de su descarado rechazo. Para ello usó la vida de este hombre para trasmitir ese mensaje de amor incondicional. A Oseas se le ordenó que se casara con Gomer, quien era virgen cuando se casó, pero después se hizo ramera, así como Israel primero fue fiel, luego infiel (1:2). Bajo las órdenes de Dios, Oseas se casó con Gomer y tuvieron dos hijos y una hija; sus nombres representan la ruptura de su matrimonio (1:3–9). Posteriormente sus nombres fueron cambiados e investidos con nuevas promesas y esperanzas (2:1). Gomer abandonó definitivamente a Oseas y a sus hijos para juntarse con amantes, de quienes ella creía que le sostenían sus lujos (2:5) cuando en realidad era Oseas quien pagaba sus extravagantes gastos (2:8). Oseas y sus hijos suplican a la madre que vuelva a casa (2:2). Rechazando sus súplicas, Gomer se vende en esclavitud, y Oseas, quien todavía la ama, paga el precio de rescate (3:2). El la ayuda durante un período de rehabilitación, luego el matrimonio se reanuda (3:1). Por medio de su mucho amor por su infiel esposa, él se da cuenta de cuánto ama Dios a Israel, su pueblo infiel. Desde la perspectiva del amor de Dios, Oseas le predica al Israel infiel sermones de restauración y de amenaza de juicio, alternadamente. Oseas fue un contemporáneo de Amós en Israel y de Isaías y Miqueas en Judá (1:1). El vio el deterioro político y la decadencia moral en cada área de la vida de Israel. La degradación estaba a la orden del día; el pecado dominaba la vida social y espiritual del pueblo. Aunque estaban siendo atacados por Asiria, la corrupción interna de la sociedad de Israel era de mayor peligro que cualquier enemigo externo. Oseas es el profeta del amor de Dios (11:1414:4). Su libro es un recordatorio de que el pecado es semejante a la infidelidad dentro del matrimonio. Estoy segura que a través de la situación que vivió Oseas con su mujer, él adquirió un nuevo concepto del amor de Dios,  y pudo sentir el dolor que había en el corazón de Dios.
Esta historia de Oseas nos muestra varias verdades importantes:
1) Que Dios nos ama aunque estemos cometiendo pecado.
2) Que Dios usará medios para que yo vuelva a sus caminos, aunque esos medios a veces sea la disciplina, o la consecuencia por nuestro pecado. (Lo vemos en Gomer siendo vendida, o Israel siendo cautiva) 3) Hay restauración de parte de Dios si estamos dispuestos al arrepentimiento. Un pasaje precioso al respecto dice así:"Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro.En su angustia me buscarán. Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató y nos curará; hirió, y nos vendará"(Oseas 5:15; 6:1)  Oseas nos da un mensaje precioso de salvación. No importa como hayamos vivido hasta ahora,; lo importante es cómo terminemos. Dios no quiere soltarnos de él ni que recibamos mal. El nos tiene en lo más profundo de su corazón y se conmueve por nosotros. No seamos como Gómer o Israel que fueron infieles a Dios. Renunciemos al pecado y sirvamos al Señor.

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