Mi Cruz
Un joven que ya no daba más con sus problemas, cayo de rodillas y orando al Señor le dijo: "Señor, no puedo seguir, mi cruz es demasiado pesada".
El Señor, como siempre, acudió y le contesto,
"Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación.
El joven suspiro aliviado. "Gracias, Señor" dijo, e hizo lo que le había dicho.
Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba.
Después, vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared. "Señor", susurro, "quisiera esa que esta allá".Y el Señor contesto, "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".
Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás.
Veras que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas.
Cualquiera que sea tu cruz, cualquiera que sea tu dolor,
siempre brillara el sol después de la lluvia.
Dice el Señor Jesús: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Mateo 11: 28-30
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.Si te ha gustado haz clik en;Me gusta