"Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por sus ovejas! (Juan 10:11)
Continuamos con la serie de reflexiones sobre las siete poderosas declaraciones que Jesús pronunció en un momento dado y que apuntaban claramente a su deidad. La cuarta afirmación de Jesús dice : "Yo soy el buen pastor"
Al presentar Jesús esta alegoría, él se basó en el proceder diario y normal del pastor oriental, el cual en la mañana entra en el redil donde están guardadas sus ovejas, las llama y las guía al lugar de pastos donde pasarán el día al cuidado del pastor. En caso que se presentase algún peligro, el pastor las protegía con su propia vida, contra los lobos y otras amenazas, y las mantenía seguras hasta que regresaban de nuevo al redil en la noche.La imagen por tanto, les era familiar a los oyentes de Jesús porque el pastoreo era una ocupación común en Palestina. El ejemplo clásico de esta figura lo tenemos en el salmo 23 conocido como el salmo del Buen Pastor donde se presenta al amor de Dios por sus ovejas. Con esta potente declaración alegórica, Jesús estaba presentando su autoridad como pastor de aquellas ovejas que como en el salmo 23, era a Jehová mismo quien se le declaraba como el Pastor. De la misma manera, Jesús también se estaba declarando ser el Pastor de las ovejas de Israel, cosa que los judíos no podían tolerar, pues era de nuevo una alusión a su deidad. Se pueden sacar por lo menos tres deducciones de esta afirmación de Jesús:
1) El buen Pastor da su vida por las ovejas. Nadie espera que las ovejas se cuiden por sí mismas. Las ovejas son animales que no están dotadas físicamente para defenderse. Ellas no tienen ni garras, ni feroces dientes, ni tampoco son ligeras para correr. Las ovejas son animales hechos para ser cuidadas. Al no poder cuidarse por sí mismas, sus dueños contratan pastores que son responsables por la seguridad del rebaño. Sin embargo, muchos pastores solo asumen esa responsabilidad hasta el punto en que se ponga en juego su propia vida. Son muy pocos los pastores que arriesgan sus vidas para proteger las ovejas. Y esto fue lo que precisamente hizo Jesús como buen pastor: dio su vida por las ovejas.
2) El buen pastor alimenta a las ovejas. Las ovejas, como cualquier otro animal, necesita de alimento diario. El buen pastor se preocupa de llevarlas a donde están los buenos pastos, aunque para ello tenga que recorrer varios kilómetros al día. El pastor sabe que una buena alimentación es fundamental para que las ovejas produzcan buena leche y buena lana.
3) El buen pastor guía a las ovejas. Las ovejas como animal son de lo más torpes, por lo que hay que estar constantemente pendientes de ellas para evitar que se hagan daño. El buen pastor las guía con su cayado y las hace volver al redil si se han salido de él.
Estas son las tres principales características de un buen pastor, y de Jesús en definitiva, como el Buen Pastor.
Nosotros somos comparados en la Biblia con las ovejas, las cuales necesitan de un buen pastor que las cuide, las guíe, y las alimente. Jesús es nuestro Buen Pastor, porque él hace eso con nosotros.
No obstante, el vivir y trabajar con las ovejas lleva a veces a un total aislamiento del pastor. Dicho aislamiento producía una estrecha relación entre el pastor y sus ovejas, de tal manera que el pastor llegaba a conocer tan bien a sus ovejas, que respondía en el acto a ellas.
El pastor tiene un nombre para cada una de ellas, dado en relación al carácter y forma de actuar de cada oveja. Jesús dijo que él conoce a sus ovejas (10:14) De igual manera, al tener las ovejas una estrecha relación con su pastor, ellas conocen su voz (10:4)
Nuestra relación con Jesús, el Buen Pastor,debe ser como la de aquellas ovejas con su pastor. Sólo si existe una estrecha relación con el Pastor, oiremos su voz y la diferenciaremos de voces extrañas. Al conocer bien su voz, seremos guiados, cuidados y alimentados por él, y nunca nadie nos arrebatará de su mano. Por tanto, el secreto de oír la voz del Señor, nuestro Pastor, está en nuestra estrecha relación con él.
¿Cómo de estrecha es tu relación con el Buen Pastor?
1) El buen Pastor da su vida por las ovejas. Nadie espera que las ovejas se cuiden por sí mismas. Las ovejas son animales que no están dotadas físicamente para defenderse. Ellas no tienen ni garras, ni feroces dientes, ni tampoco son ligeras para correr. Las ovejas son animales hechos para ser cuidadas. Al no poder cuidarse por sí mismas, sus dueños contratan pastores que son responsables por la seguridad del rebaño. Sin embargo, muchos pastores solo asumen esa responsabilidad hasta el punto en que se ponga en juego su propia vida. Son muy pocos los pastores que arriesgan sus vidas para proteger las ovejas. Y esto fue lo que precisamente hizo Jesús como buen pastor: dio su vida por las ovejas.
2) El buen pastor alimenta a las ovejas. Las ovejas, como cualquier otro animal, necesita de alimento diario. El buen pastor se preocupa de llevarlas a donde están los buenos pastos, aunque para ello tenga que recorrer varios kilómetros al día. El pastor sabe que una buena alimentación es fundamental para que las ovejas produzcan buena leche y buena lana.
3) El buen pastor guía a las ovejas. Las ovejas como animal son de lo más torpes, por lo que hay que estar constantemente pendientes de ellas para evitar que se hagan daño. El buen pastor las guía con su cayado y las hace volver al redil si se han salido de él.
Estas son las tres principales características de un buen pastor, y de Jesús en definitiva, como el Buen Pastor.
Nosotros somos comparados en la Biblia con las ovejas, las cuales necesitan de un buen pastor que las cuide, las guíe, y las alimente. Jesús es nuestro Buen Pastor, porque él hace eso con nosotros.
No obstante, el vivir y trabajar con las ovejas lleva a veces a un total aislamiento del pastor. Dicho aislamiento producía una estrecha relación entre el pastor y sus ovejas, de tal manera que el pastor llegaba a conocer tan bien a sus ovejas, que respondía en el acto a ellas.
El pastor tiene un nombre para cada una de ellas, dado en relación al carácter y forma de actuar de cada oveja. Jesús dijo que él conoce a sus ovejas (10:14) De igual manera, al tener las ovejas una estrecha relación con su pastor, ellas conocen su voz (10:4)
Nuestra relación con Jesús, el Buen Pastor,debe ser como la de aquellas ovejas con su pastor. Sólo si existe una estrecha relación con el Pastor, oiremos su voz y la diferenciaremos de voces extrañas. Al conocer bien su voz, seremos guiados, cuidados y alimentados por él, y nunca nadie nos arrebatará de su mano. Por tanto, el secreto de oír la voz del Señor, nuestro Pastor, está en nuestra estrecha relación con él.
¿Cómo de estrecha es tu relación con el Buen Pastor?
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