lunes, 27 de mayo de 2019

Las parábolas (2)

LA EXÉGESIS DE LAS PARÁBOLAS

Búsqueda de los puntos de referencia

Volvamos a nuestra analogía del chiste. Las dos cosas que cautivan al oyente en un chiste y producen una reacción de risa, son las mismas dos cosas que cautivaban la atención de los oyentes de las parábolas de Jesús; es decir, su conocimiento de los puntos de referencia y el giro inesperado que toma la historia.
Las claves para su comprensión son los puntos de referencia, las varias partes de la historia con las que uno se identifica al escucharla. Si uno pierde estos en un chiste, entonces no puede haber un giro inesperado, pues los puntos de referencia son los que crean las expectativas ordinarias. Si uno pierde éstas en una parábola, entonces la fuerza y el significado de lo que Jesús dijo también se perderán.
Lo que queremos decir al hablar de "puntos de referencia" se puede ilustrar mejor con una parábola de Jesús registrada en su contexto original completo: Lucas 7:40-42. Jesús había sido invitado a comer por un fariseo llamado Simón, pero la invitación no era como la que se hacía a un famoso rabí visitante. El dejar de ofrecerle a Jesús aun la hospitalidad común de la época, de seguro tenía la intención de humillarlo, Cuando la prostituta del pueblo entra delante de los invitados y se humilla delante de Jesús, para lavarle los pies con sus lágrimas y enjugárselos con su cabello, sólo confirma las sospechas de los fariseos de que Jesús no podía ser profeta, y al mismo tiempo dejar sin condenación esta clase de deshonra pública.
Conocedor de los pensamientos de ellos, Jesús le cuenta a su anfitrión una sencilla historia. Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno debía quinientos denarios (un denario era el pago de un día de trabajo); el otro debía cincuenta. Ninguno podía pagar; entonces, él les canceló la deuda a ambos. El punto central es: ¿Quién crees tú que respondería al prestamista con una manifestación mayor de amor?
Esta historia no necesitaba interpretación, pero Jesús quiso asegurarse después de que lo golpeaba con toda fuerza. Hay tres puntos de referencia: el prestamista y los dos deudores, y las identificaciones son inmediatas. Dios es como el prestamista; la prostituta del pueblo y Simón son como los dos deudores. La parábola es un mensaje de juicio que busca obtener una reacción en Simón. Este recibió el mensaje en el poder de la parábola y en la reprensión directa de Jesús.
Debemos observar que la mujer también escuchó la parábola. Ella también se identifica con la historia al ser contada, pero no oye juicio para sí, sino su aceptación por Jesús, y por consiguiente, por Dios.
TENGA EN CUENTA que esta no es una alegoría, sino una parábola. Una verdadera alegoría es una historia en la cual cada uno de los elementos significa algo muy diferente de la historia misma. La alegoría les daría un significado a los quinientos denarios, a los cincuenta denarios y a los otros detalles que se pudieran encontrar. Además, y esto es especialmente importante, el sentido de la parábola no está en los puntos de referencia, como ocurre en las alegorías. Los puntos de referencia son solamente aquellas partes de la historia que atraen al oyente, con las cuales se identifica al progresar la historia. El sentido de la historia se ha de encontrar en la reacción propuesta. En esta parábola, es la condenación de la actitud de Simón y sus amigos, o la aceptación y el perdón a la mujer.

Identificación de los oyentes

En la ilustración anterior también hemos señalado la importancia de identificar a los oyentes, porque el significado de la parábola tiene que ver con la manera como fue oída en su origen. En muchas de las parábolas, por supuesto, se indica quiénes eran los oyentes en el relato de los evangelios. En tales casos, la tarea de interpretación es una combinación de tres cosas: (1) sentarse a leer o escuchar la parábola una y otra vez, (2) identificar los puntos de referencia propuestos por Jesús, que los oyentes originales habrían identificado, y (3) tratar de determinar come se habrían identificado con la historia los oyentes originales, y por consiguiente qué habrían oído.
Probemos esto con dos parábolas bien conocidas: el buen samaritano (Lucas 10:25-37) y el hijo pródigo (Lucas 15:11-32). En el caso del buen samaritano, cuenta la historia a un experto en la Ley. quien queriendo justificarse a sí mismo, dice Lucas, había preguntado: "y ¿Quién es mi prójimo?" Al leer la parábola varias veces, se observa que no responde la pregunta del mismo modo que fue hecha. sino que, de modo más narrativo, pone al descubierto la autojustificación de aquel intérprete de la Ley. El sabe lo que la Ley dice acerca de amar al prójimo "como a sí mismo", y está listo para definir "prójimo" con palabras que demuestran que obedece la Ley con devoción.
En realidad, hay solamente dos puntos de referencia en la historia: el hombre herido y el samaritano, aunque hay otros detalles que ayudan a crear el efecto. Hay que notar dos cosas en particular: (1) Los dos que pasaron de largo son tipos sacerdotales. el orden religioso que estaba por encima de los rabinos y fariseos, quienes eran los expertos en la Ley. (2) La gran obra de los fariseos era la dádiva de ofrendas a los pobres. Así era como amaban al prójimo
como a ellos mismos.
Obsérvese entonces que el intérprete de la Ley queda cautivado por esta parábola. Un hombre cae en manos de salteadores en el camino de Jerusalén a Jericó, un suceso bastante común. Dos tipos sacerdotales pasan luego por el camino y siguen su camino sin detenerse. La historia se cuenta desde el punto de vista del hombre que está en la zanja. y el intérprete de la Ley queda "cautivado". "Por supuesto", piensa él para sus adentros, "¿quién esperaría otra cosa de los sacerdotes? La próxima persona en bajar será un fariseo, y se mostrará amable al ayudar al pobre hombre." Pero no, resultó que era... ¡un samaritano! Hay que reconocer el desprecio que tenían los fariseos por los samaritanos, para oír lo que él oyó. Note que él ni siquiera se decide a usar la palabra "samaritano" al final.
¿Ve usted cómo ha tratado Jesús a este hombre? El segundo gran mandamiento es amar al prójimo como a uno mismo. El intérprete de la ley tenía un sistema que le permitía amar, dentro de ciertas limitaciones. Lo que hace Jesús es descubrir los prejuicios y el odio de su corazón, y por tanto, su verdadera falta de obediencia a este mandamiento. "Vecino "o "prójimo" ya no se pueden definir como palabras limitantes. Su falta de amor no es que él no ayude al hombre de la zanja, sino que odie al samaritano (y desprecie a los sacerdotes).
El caso del hijo pródigo es similar. El contexto es la murmuración de los fariseos contra Jesús, porque acepta a los despreciados y pecadores y come con ellos. Las tres parábolas de las cosas perdidas en Lucas 15 son una justificación que hace Jesús de sus acciones. En la parábola del hijo perdido hay solamente tres puntos de referencia: el padre y los dos hijos. El sentido es el mismo: Dios no se limita a perdonar al perdido con generosidad. sino que lo acepta con gran gozo. Los que se consideran justos. se manifiestan como injustos si no comparten el gozo del padre y del hijo recuperado.
Los que comían con Jesús, por supuesto. se identificaban con el hijo perdido. como lo haríamos también todos nosotros. Sin embargo, esa no es la verdadera fuerza de la parábola, la cual encontramos en la actitud del segundo hijo. El estaba "siempre con el padre". pero se había puesto a sí mismo afuera. Había dejado de compartir los 126 La lectura eficaz de la Biblia sentimientos de su padre por el hijo perdido. Alguien dijo: "¿Puede
imaginarse algo peor que volver a casa y caer en las manos del hermano mayor?" .
En cada uno de estos casos, y en otros, las dificultades exegéticas que se encuentran, surgen principalmente del vacío cultural que existe entre usted y los oyentes originales de Jesús, que puede hacerle perder algunos de los sentidos más sutiles que componen toda la historia. Es precisamente aquí donde tal vez se necesite la
ayuda externa. No desprecie estos asuntos, pues las costumbres culturales son las que ayudan a dar a las historias originales su vitalidad.
Tomado de https://sites.google.com/a/indubiblia.org/la-lectura-eficaz-de-la-biblia/las-parabolas

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