martes, 12 de noviembre de 2024

Boga mar adentro

 El mundo busca la superficialidad en todo, en sus relaciones, en sus palabras, en sus compromisos, en sus decisiones, todo tiende con el tiempo a ser más trivial, los temas de conversación, los trabajos, la pareja, los hijos, hasta llegar a un punto en que todo carezca de sentido y propósito.

Pero para el que busca de Dios la invitación es a ir a lo profundo, nadie jamás a conocido a Dios desde la orilla. Conocerle implica ir a lo hondo, a aquello que nos atemoriza, porque algo en nuestro ser parece alertarnos de lo que ocurrirá. Ineludiblemente moriremos, habrá muerte.

Por eso es tan difícil ir a lo profundo con Dios, porque al hacerlo está implícito el morir a nosotros mismos, nos parecen maravillosos aquellos seres que lo han logrado, pero no somos capaces por el compromiso que implica, porque nos limita nuestra escasa comprensión de lo espiritual y de la vida eterna.

Jesús llama a todo discípulo para que bogue mar adentro, un discípulo no puede permanecer inerme ante tal invitación o se lanza habiendo reconocido las consecuencias de sus decisiones o pasa su vida eludiendo el llamado a sumergirse en las profundidades de Dios.

Pero que representa ir mar adentro, representa un mayor compromiso con la obra, con la iglesia, con su llamado, con la espiritualidad, con la palabra de Dios, con su amor que obra

en aquellos que se disponen para ir a lo profundo.

Los que van a las profundidades experimentan cosas que no experimentan quienes se quedan en la orilla. Quienes van a lo profundo pueden entrar en intimidad y conocerle tal cual es, ellos pueden ver cosas que los demás jamás verán, experimentarán de primera mano el poder de Dios, oirán cosas que otros no, serán tratados como hijos y obedecerán en amor con convicción.

En lo profundo solo cabe lo vital, lo necesario para sobrevivir, allí no puedes llevar tus prejuicios, tus argumentos, ni tus deseos, debes morir a todo para encontrarle a él.

¿Dónde te encuentras ahora, en la orilla o en las profundidades?  si estas en la orilla, el llamado es a ir a lo profundo, a las profundidades de Dios, dejar la tibieza espiritual y arder en las brasas del Espíritu.

Si estas en lo profundo, entonces el llamado es a sumergirse cada vez más en pos de lo eterno.

Un día Jesús llamo a sus discípulos a las profundidades para mostrarles lo que ocurriría si se convertían en pescadores de hombres, lo que sucedió cambio sus vidas y no les permitió volver a ser iguales. Si anhelas ser como el, entonces no te prives de ir a lo profundo y conocer aquello que solo les es revelado a los que van más allá.

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