lunes, 20 de mayo de 2019

Las parábolas (1)

 LAS PARÁBOLAS EN LA HISTORIA

La razón para la larga historia de malas interpretaciones de las parábolas se puede extender hasta algo que Jesús mismo dijo, como está escrito en Marcos 4:10-12 (y paralelos en Mateo 13:10-13; Lucas 8:9, 10). Cuando se le preguntó sobre el propósito de las parábolas, parece haber sugerido que contenían misterios para los de adentro, mientras endurecían a los de afuera.
Como después procedió a "interpretar" la parábola del sembrador de modo medio alegórico, esto pareció dar licencia a la teoría del endurecimiento y a interpretaciones alegóricas sin fin. Las parábolas se consideraban como historias sencillas para los de afuera. para quienes el "verdadero significado", los "misterios", estaban escondidos; estos pertenecían
solamente a la Iglesia y se podían descubrir por medio de alegadas.
Así vemos que un erudito tan grande y brillante como Agustín podía presentar la siguiente interpretación de la parábola del Buen Samaritano:

  • Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó: Adán
  • Jerusalén: la ciudad de paz celestial de la cual cayó Adán.
  • Jericó: la luna, y por eso significa la mortalidad de Adán.
  • ladrones: el diablo y sus ángeles.
  • le despojaron: de su inmortalidad.
  • hiriéndole: al persuadirlo a pecar.
  • dejóndole medio muerto: como hombre vive, pero murió espiritualmente, por eso está medio muerto.
  • El sacerdote y el levita: el sacerdocio y ministerio del Antiguo Testamento.
  • El samaritano: se dice que significa "guardián"; por lo tanto se implica que se refiere a Cristo mismo
  • vendó sus heridas: significa que vendó las limitaciones impuestas por el pecado.
  • aceite: el consuelo de la buena esperanza.
  • vino: una exhortación a caminar con espíritu ferviente.
  • cabalgadura: la carne de Cristo encarnado.
  • mesón: la Iglesia
  • otro día: después de la resurrección.
  • dos denarios: promesa para esta vida y para la venidera.
  • mesonero: Pablo.

Por novedoso y atractivo que pueda ser todo esto, uno puede estar seguro de que no es lo que Jesús quiso decir. Al fin y al cabo, el contexto se refiere claramente a la comprensión de las relaciones humanas (¿quién es mi prójimo?), no las de Dios con el hombre. No hay razón para pensar que Jesús fuera a predicar a la Iglesia y a Pablo de este modo tan difícil de comprender.
En verdad es dudoso en extremo que la mayoría de las parábolas fueran para un círculo reducido de personas. En tres casos por lo menos, Lucas dice específicamente que Jesús enseñaba en parábolas a la gente (15:3; 18:9; 19:11), con lo que indica claramente que entendían las parábolas. Además, el intérprete de la ley a quien Jesús le dijo la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:25-37) entendió la parábola, y también los jefes de los sacerdotes y los fariseos entendieron la parábola de los mayordomos en Mateo 21:45.
Si a veces tenemos problemas para entender las parábolas, no es porque sean alegorías para las cuales necesitemos claves de interpretación especiales, sino por algunas cosas. Una de las claves para entenderlas está en el descubrimiento de los oyentes originales a los cuales fueron dichas; como anotamos, muchas veces llegaron a los evangelistas sin un contexto.
Si las parábolas, entonces, no son misterios alegóricos para la Iglesia, ¿qué quiso decir Jesús en Marcos 4:10-12 al hablar del misterio del reino y su relación con las parábolas? Es posible que las parábolas esté en un juego de palabras en arameo, el idioma materno de Jesús. La palabra mezal, que se tradujo parabalé
en griego, se usaba para todo un conjunto de figuras de dicción en la categoría de las adivinanzas, los rompecabezas, los enigmas y las parábolas, y no solamente para la variedad de historias llamada "parábolas" en castellano. Probablemente el versículo 11 quisiera decir que el significado del ministerio de Jesús (el secreto del reino) no podía ser percibido por los de afuera; era como un mezal, una adivinanza, para ellos. De donde su discurso en mazelin (parábolas) era parte del mezal (adivinanza) de todo su ministerio para ellos. Ellos veían, pero no podían ver; oían - y aun entendían - las parábolas, pero no sabían apreciar todo el empuje del ministerio de Jesús.
Nuestra exégesis de las parábolas, por lo tanto, debe comenzar con las mismas suposiciones que hemos hecho con respecto a los otros géneros hasta ahora. Jesús no estaba tratando de ser oscuro; El quería que entendieran. Nuestra tarea es ante todo tratar de oír lo que ellos oyeron. Ahora bien, antes de poder hacer eso adecuadamente, debemos comenzar a considerar esta pregunta: ¿Qué es una parábola?

CARACTERÍSTICAS DE LAS PARÁBOLAS

Clases

    La primera cosa que debemos notar es que no todos los textos que llamamos parábolas son del mismo tipo. Hay una diferencia fundamental, por ejemplo, entre el buen samaritano (verdadera parábola), por una parte, y la levadura en la masa (símil), por otra, y ambas difieren de los dichos: "Vosotros sois la sal de la tierra" (metáfora), o "¿Recoge la gente uvas de los espinos, o higos de los cardos?" (epigrama). No obstante, todos ellos se hallan de vez en cuando al estudiar las parábolas.
El buen samaritano es un ejemplo de parábola verdadera. Es una historia, pura y sencilla, con principio y fin; tiene una especie de "trauma". Otras parábolas semejantes son la oveja pérdida, el hijo pródigo, la gran cena, los obreros de la viña, el hombre rico y Lázaro, y las diez vírgenes.
La levadura y la masa, en cambio, es un símil. Lo que se dice de la levadura, o del sembrador, o de la semilla de mostaza, siempre fue cierto con respecto a la levadura, la siembra o las semillas de mostaza. Tales "parábolas" son más bien ilustraciones de la vida cotidiana que Jesús tomó para hacer entender el significado de algo.
    Dichos como "vosotros sois la sal de la tierra", difieren de los anteriores. Estos se llaman algunas veces dichos parabólicos, pero en realidad son metáforas y símiles. A veces se parecen a una semejanza, pero su propósito - su razón de ser - es muy diferente.
Debe notarse además que en algunos casos, especialmente el de los labradores malvados (Marcos 12:1-11; Mateo 21:33-44; Lucas 20:918) una parábola puede acercarse mucho a la alegoría, cuando muchos detalles de una historia tienen el propósito de representar alguna otra cosa (así como en la mala interpretación que hizo Agustín del buen samaritano). Ahora bien. las parábolas no son alegorías, aunque a veces tengan lo que nos parece que son rasgos
alegóricos. La razón de que podamos estar seguros de eso está en sus funciones diferenciantes. Como todas las parábolas no son del mismo tipo, no se pueden trazar reglas que las cubran todas. Lo que decimos aquí se aplica a las parábolas propiamente dichas, pero mucho de lo que se dice, también abarca a los otros tipos.

Función de las parábolas

Las mejores claves en cuanto a lo que son las parábolas se encuentra en su función. En contraste con la mayoría de los dichos parabólicos, tales como el de los higos y los cardos. las parábolas con historias no sirven para ilustrar la enseñanza de Jesús en prosa con palabras pictóricas. Ni se dice que sirvan de vehículos para la verdad revelada, aunque al fin eso hacen. Antes bien las parábolas funcionan como un medio para obtener una reacción de parte del oyente.
La parábola en sí es el mensaje. Se dirige a los oyentes y los cautiva, para referirse a sus propias acciones, o para hacerlos reaccionar de cierto modo ante Jesús y a su ministerio.
La causa del dilema mayor en la interpretación de las parábolas es su "obtención de reacción". pues en cierto modo. interpretar una parábola es destruir lo que fue en su origen. Es como interpretar un chiste. Todo el significado de un chiste y lo que lo caracteriza como tal, es que el oyente se identifica con su contenido mientras lo cuentan. Es chistoso para el oyente, precisamente porque éste es "cautivado", como era el propósito del chiste. Ahora bien, solo puede cautivarlo si entiende los puntos de referencia, el chiste ya no cautiva al oyente, y por tanto, deja de obtener la misma calidad de risa. Cuando se interpreta el chiste, se puede entender muy bien, y puede que hasta sea chistoso (por lo menos se entiende qué es lo que debía habremos hecho reír), pero deja de producir el mismo efecto, así que ya no funciona. de la misma manera.

Igual pasa con las parábolas. Fueron habladas, y podemos suponer que la mayoría de los oyentes podían identificarse con los puntos de referencia que les hacían entender el mensaje, ser cautivados por él. Para nosotros, las parábolas son escritas. Podemos identificar los puntos de referencia o no; por lo tanto, no pueden tener sobre nosotros el mismo impacto que tuvieron en los primeros oyentes, pero al interpretarlas, podemos entender lo que aquellos entendieron, o lo que podríamos haber entendido si hubiéramos estado allí. Esto es lo que debemos hacer en nuestra exégesis. La tarea hermenéutica va más allá de eso: ¿Cómo recobramos la "fuerza" de las parábolas para nuestro tiempo y nuestro ambiente?
Tomado de https://sites.google.com/a/indubiblia.org/la-lectura-eficaz-de-la-biblia/las-parabolas


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