“Mi sueño es que algún día mis hijos lleguen a graduarse como profesionales” me comentó cierto día que fui a comprarle goma de mascar.
Rosa no tiene de comodidades económicas ni siquiera seguridad social, conoce de cerca la marginalidad y la pobreza, experimenta la soledad sentimental, pero es feliz… Y esa experiencia me llevó a reflexionar, y lo comparto con ustedes: ¿Soy feliz? ¿Mi felicidad depende de lo externo o de lo interno?¿Qué papel juegan los bienes materiales para sentirme feliz?
La fuente de la felicidad
Si nuestra felicidad depende de la solvencia económica, el nivel académico, la posición social o la aceptación y aprobación de quienes están a nuestro alrededor, entonces estamos en un grave problema.
Lo material es pasajero. En cualquier momento las posesiones pueden faltar de manera sorpresiva, y los amigos quizá nos fallen.
¿Por qué muchas personas en difíciles circunstancias y pobreza absoluta son felices mientras que hay quienes tienen solidez financiera y una buena posición social y son tan infelices? La respuesta es sencilla: el problema radica en el concepto que tenemos de lo que es la felicidad.
Conclusión
Pablo tenía claro que la voluntad de Dios para todos nosotros es que vivamos con fe, optimismo, alegría, en síntesis: que experimentemos la felicidad. ¡Tome la decisión hacia el cambio! Su vida no será la misma.
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