Mirad á mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más. Isaías 45:22
Aquí nuestro Señor nos hace una invitación para mirarlo solo a El, para ser salvos. Nos recalca la importancia y necesidad de mirar a El y no quitar la mirada ni por un instante. Mirar a Jesús significa confiar en él. La palabra traducida “mirar” tiene la idea de centrar nuestra mirada en algo con confianza.
En el libro de Hebreos nos dice que tenemos que poner nuestros ojos en Cristo:” Puestos los ojos en al autor y consumador de la fe, en Jesús; el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse á la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2
Puestos los ojos en Jesús es una atención no dividida, es alejar la mirada de todas las distracciones, con el propósito de contemplar un objeto, es colocar los ojos en Jesús y no en ninguna otra cosa; es considerar un objeto y mirar con atención, y nuestro objetivo debe ser Cristo, es decir, no quitar la mirada de Jesús para colocarla en otro lado. Cuando quitamos nuestra mirada del Señor, la vamos a poner en otras cosas. Nuestros intereses vienen antes que el Señor.
Dejamos de ver y anhelar lo que Dios tiene para nosotros y vemos y nos entregamos a lo que a nosotros mismos nos interesa.
Y allí viene la caída, los tropiezos y las tragedias en nuestras vidas. Existen razones porque debemos poner nuestros ojos en Jesús. En primer lugar Cristo siempre es fiel, el Único fiel. En segundo lugar Mirar a Jesucristo nos asegura llegaran a la meta final de la vida. En tercer lugar cuando dejamos de mirar a Jesús, nos hundimos en nuestros problemas.
El Señor Jesucristo dijo: sin mi nada podéis hacer ; Juan 15:5.
El nos ha comprado con su sangre preciosa. Ya no somos de nosotros mismos. Pertenecemos enteramente a El. Nuestra vida tiene que ser El.
En el libro de Números capítulo 21, encontramos un caso en el cual podemos ver y aprender que hay que mirar al Señor o estaremos perdidos. “Y Jehová dijo á Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre la bandera: y será que cualquiera que fuere mordido y mirare á ella, vivirá. "Números 21:8. La serpiente de bronce, tipifica la muerte en la cruz de nuestro Señor Jesucristo y todo aquel que en fe la miraba quedaba salvo, no moría. El que no la miraba se moría. Vamos a ver algunos ejemplos de personas que quitaron su mirada del Señor y fueron traspasados por muchos males.
Eva. Génesis 3:6.
David. 2 Samuel 11:2.
Sansón. Jueces 14:1.
Jueces 16:1.
Jueces 16:4.
Pedro. Mateo 14:22-32.
En todos estos casos vemos que si el diablo logra hacernos desviar o quitar nuestra mirada de sobre el Señor y ponerlo en otra cosa, estamos perdidos. Lástimamente así tiene el diablo a muchos cristianos hoy en día. Los cristianos de hoy en día buscan mas las cosas del mundo que al Señor.
La Palabra de Dios nos exhorta. “No mirando nosotros á las cosas que se ven, sino á las que no se ven: porque las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas 2 Corintios 4:18.
Y también en Colosenses 3:1-3 nos dice como sigue: “SI habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado á la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”
Aprendemos también que la luz del cuerpo es el ojo. Mateo 6:22-23. “La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso:
Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que en ti hay son tinieblas, ¿Cuántas serán las mismas tinieblas?”
Si miramos al Señor seremos alumbrados. “A él miraron y fueron alumbrados: Y sus rostros no se avergonzaron.” Salmo 34:5.
Moisés se sostuvo en medio de todas las pruebas y luchas porque tenía la mirada puesta en Cristo. “ Por fe dejó á Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. “ Hebreos 11:27 Pablo llegó a la meta porque miró siempre al Señor. “Pero las cosas que para mí eran ganancias, helas reputado pérdidas por amor de Cristo. Y ciertamente, aun reputo todas las cosas pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y téngalo por estiércol, para ganar á Cristo, Y ser hallado en él, no teniendo mi justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; A fin de conocerle, y la virtud de s u resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad á su muerte, Si en alguna manera llegase á la resurrección de los muertos. No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si alcanzo aquello para lo cual fui también alcanzado de Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haber lo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome á lo que está delante, Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:7-
Mantengámonos viendo al Señor, que El pronto vendrá a llevarnos con El.
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