lunes, 18 de septiembre de 2017

La purificación del corazón

"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios"(Mateo 5:8)

Para poder entender bien acerca de la purificación del corazón, necesitamos conocer antes el significado del término "pureza" y el de "corazón"
¿Qué es la pureza que Dios nos demanda? ¿Qué es el corazón que debemos purificar?
La palabra pureza viene del griego "Katharos" que significa limpio, libre de contaminación, puro por haber sido limpiado, y libre de mezclas impuras.
Por otra parte, la palabra "corazón" viene de la palabra griega "Kardia" y se refiere al centro de la vida íntima, con sus pensamientos, emociones y voluntad. Es el lugar donde tomamos nuestras decisiones, así como el centro de nuestra personalidad. Es también el asiento de la naturaleza moral y de la vida espiritual, el asiento del dolor, del gozo, de los deseos, de los pensamientos, de la voluntad y de la fe.
En el pasaje de Mateo 5:8 del principio, podemos observar cómo a nuestro Señor le preocupa que el centro de nuestro ser, es decir, nuestro corazón, sea puro.
Ahora bien, ¿De qué manera tú y yo podemos tener pureza espiritual?
Existen ciertos hechos que demuestran pureza en el corazón, es decir, por medio de ciertas cosas que hacemos podemos saber si tenemos o no puro o limpio nuestro corazón. Para ello vamos a exponer a tres personajes bíblicos y a repasar brevemente sus vidas que se destacaron precisamente, porque vivieron con un corazón puro.
Los tres personajes que veremos a continuación serán José, Pablo, y nuestro Señor Jesús.
José Todos conocemos la historia de José. Fue uno de los hijos de Jacob, amado en extremo por su padre, pero envidiado por sus hermanos, los cuales terminaron vendiéndole como esclavo en Egipto. La historia de José es una de las más bonitas de la Biblia. José conoció el amor más tierno y el odio más terrible; gustó la comunión más íntima con Dios y las tentaciones más profundas. José experimentó el rechazo, la soledad y el abandono más profundo, pero también el reconocimiento y la gloria más sublime. Vamos a analizar un poco su vida. 

  • Estando en la casa paterna, él era el amado del padre (Génesis 37:3) Una de las razones de este amor especial de Jacob por su hijo era porque José tenía una mayor comunión con su padre. Mientras los demás hijos le ocultaban al padre sus fechorías y mala fama, José no le ocultaba nada. Además de esto, José era también amado por su padre porque él no participaba de los pecados de sus hermanos, sino que los reprendía y denunciaba. (Génesis 37:2) Y la última razón del amor especial de Jacob por José es que él obedecía la voz y el consejo de su padre. Estas tres cualidades de José: comunión, alejamiento de los pecados, y obediencia, lo identificaban como una persona con un corazón puro.
  • En Egipto. Cuando José llegó como esclavo a Egipto, él siguió manteniendo su corazón limpio. En casa de Potifar, él no se dejó llevar por la tentación de acostarse con la mujer de Potifar, lo cual le creó problemas al ser acusado falsamente por ella y terminando en la cárcel. (Génesis 39)
  • Como gobernador. Cuando José fue promovido por el Faraón al interpretarle un sueño, él no se enorgulleció ni tomó venganza de sus enemigos, sino continuó fiel a Dios con un corazón puro. (Génesis 41)

Vemos por tanto las características de un corazón puro en los hechos de José. Vamos ahora con el siguiente personaje.

Pablo  Con respecto al apóstol Pablo, vemos que varios hechos en su vida muestran también la pureza de su corazón. En varias de las epístolas que Pablo escribió podemos observar claramente que Pablo había sido injuriado, ofendido, acusado falsamente, martirizado...Sin embargo, en ninguna ocasión Pablo tomó represalias o venganza ni guardó rencor en su corazón, ya que él había sido transformado por Cristo quien le había limpiado su corazón y debía por tanto ahora mantenerlo limpio.
Estas son otras de las características que definen a una persona con un corazón puro.
Vamos ahora con el último ejemplo de personaje bíblico con corazón puro.
Jesús. Desde bien temprano, Jesús siendo niño se caracterizó por esa pureza de corazón necesaria para agradar al Padre. Recordemos que con doce años, después de tres días de búsqueda de sus padres, éstos lo encontraron en el Templo. El argumentó al respecto que en los negocios de su Padre debía estar. Con esto dejó establecido que con esa edad, El ya estaba ocupando su vida en las cosas espirituales necesarias para agradar a Dios.
Nuestro Señor también sufrió menosprecio por parte de amigos y familiares de tal manera que hasta lo catalogaban de loco, de alguien que había perdido el juicio.
Jesús vivió una vida sin pecado a diferencia de nosotros; eso le daba una pureza de corazón inigualable.
Asimismo, nuestro Señor, en la hora de su muerte perdonó a sus verdugos, amando, como dicen las Escrituras, hasta lo sumo a los suyos.
Nuestro Señor Jesucristo fue el mayor ejemplo de pureza de corazón. El acabó su vida agradando sobremanera al Padre y dejándonos mandamiento para seguir sus pisadas.

Hasta aquí hemos visto, en el ejemplo de tres personajes bíblicos, algunas de las características que distinguen a una persona con un corazón puro. Resumimos a tales personas como: Con comunión con el Padre, con obediencia, alejado de pecados, no dejándose llevar por la tentación, no orgulloso, no vengativo, fiel, no rencoroso, ocupado en los negocios del Padre, perdonador, y lleno de amor.

Después de escuchar todas estas cualidades, seguramente muchos estén pensando que el listón está muy alto, pero todo es posible con el poder del Espíritu Santo y con nuestra voluntad. La combinación es 50% Por tanto, de ninguna manera resulta imposible la pureza en el corazón si tenemos la ayuda del Espíritu y ponemos nuestra parte en ello.
La relación que nosotros tengamos con Cristo producirán hechos que demostrarán nuestra pureza de corazón. La pureza de corazón nos dará visión personal para conducir nuestro servicio o ministerio a Dios. Asimismo nos dará visión para conducir nuestras vidas, mostrándonos las cosas correctas que debemos hacer para tener victoria en todas las áreas sobre problemas y situaciones adversas.
La pureza de corazón nos conduce a una relación perfecta con Cristo, de la cual obtenemos una promesa inigualable: ¡¡Ver a Dios !!


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