Una noche ingresó en un hospital de África, traído por sus parientes, un hombre que había sido mordido por una serpiente extremadamente venenosa. El médico de guardia se apresuró a preparar la jeringa y las ampollas que contenía un antídoto, atendió al enfermo y dijo:
-Ya no se le puede ayudar; el hombre ha muerto. Entonces preguntó cuándo había sido mordido por la serpiente y se enteró de que esto había ocurrido al mediodía. – ¿Por qué aguardaron tanto tiempo antes de venir? – preguntó el médico a los familiares. – A la indicación del brujo, probamos otros remedios. Como no hacían efecto, decidimos traerle a usted – respondió uno de ellos. El médico meneó la cabeza ante tanta incomprensión y dijo muy serio: – En este paquetito se halla la única medicina que ayuda en caso de mordedura de serpiente. Si hubiesen venido más temprano, se hubiera salvado la vida de este hombre.
-Ya no se le puede ayudar; el hombre ha muerto. Entonces preguntó cuándo había sido mordido por la serpiente y se enteró de que esto había ocurrido al mediodía. – ¿Por qué aguardaron tanto tiempo antes de venir? – preguntó el médico a los familiares. – A la indicación del brujo, probamos otros remedios. Como no hacían efecto, decidimos traerle a usted – respondió uno de ellos. El médico meneó la cabeza ante tanta incomprensión y dijo muy serio: – En este paquetito se halla la única medicina que ayuda en caso de mordedura de serpiente. Si hubiesen venido más temprano, se hubiera salvado la vida de este hombre.
Quizá pienses ¡Qué gente, porqué esperó tanto! Pero… ¿está seguro de que no corre el riesgo de actuar tan imprudentemente como ellos? ¿Está consciente de que en cada ser humano se halla el veneno del pecado? La muerte es la paga del pecado. Dios mismo quiere evitarnos las consecuencias del envenenamiento por el pecado. Envió a su Hijo, Jesucristo, para que muriera en lugar de los pecadores. Sólo Él es el gran Médico que puede limpiarnos de todos nuestros pecados. NO DEJES QUE SEA DEMASIADO TARDE…
Jesús dijo: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Lucas 5:31-32.
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