- En primer lugar, no venga.
- Si viene, venga tarde.
- Al venir, venga de mal humor.
- Al salir de la iglesia, pregúntese: ¿Qué valía todo esto?
- No acepte nunca un cargo en la iglesia; vale más seguir criticando a los demás.
- Visite a las otras iglesias a cada rato para enseñarle al pastor que él no es quién manda.
- Haga que el pastor gane su dinero. Deje que él haga todo el trabajo.
- No cante, o si canta, cante muy calladito.
- No ayude a la iglesia económicamente; espere por lo menos hasta haber recibido lo que su dinero vale.
- No anime al pastor. Si le gusta el sermón, cállese, pues muchos pastores se perjudican por causa del orgullo. No permita que la sangre de él esté sobre sus manos.
- Cuénteles las faltas que comete su pastor a todos los que visiten la iglesia, ¿quién sabe si de otra manera ellos lo vayan a descubrir?
- No traiga nunca consigo a nadie a la iglesia. No haga nada para ganar a otros miembros nuevos; por lo menos mientras la congregación tiene tal pastor.
- Si hay algunos miembros animados que sirven en su iglesia y que trabajan por ella, no deje de protestar contra esa asociación exclusivista.
- Si su iglesia por mala fortuna, es una iglesia feliz y armoniosa, condénela por su tibieza, indiferencia y falta de celo.
- Cooperando como se sugiere arriba, usted matará por seguro a su iglesia.
lunes, 24 de mayo de 2021
Cómo destruir a su iglesia
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