El deseo de Dios expresado a través de su palabra es que vivamos una vida en Cristo firme y que no pequemos. Pero fallarle a Dios, es pecar contra Él; fallarle a Dios, es desobedecerle; fallarle a Dios, es olvidar su Palabra, pero entonces Dios nos da una salida para volver de nuevo al camino.
El apóstol Juan lo expresa diciendo: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
¿Cuándo le fallamos a Dios?
- Le fallamos a Dios cuando abandonamos la oración que nos mantenía en el camino de la humildad y con espíritu ferviente.
- Le fallamos a Dios cuando hacemos las cosas a nuestra manera sin contar con su voluntad, y después desorientados rogamos a Dios que nos repare el daño.
- Le fallamos a Dios cuando hacemos aquello que Él nos dijo que no hiciéramos Y LO HICIMOS, aun sabiendo que era pecado y que estaba mal.
- Le fallamos a Dios cuando permitimos que cualquier cosa le robe su lugar en nuestras vidas.
- Le fallamos a Dios cuando su Palabra deja de ser para nosotros quien nos guíe y nos oriente en todo, dejando de escudriñarla y de aplicarla en nuestro diario vivir.
- Y aunque fallarle a Dios nos genere tristeza, aflicción, dolor y frustración, el versículo que acabamos de leer contiene lo que necesitamos saber cuándo le hemos fallado a Dios.
SINTOMAS QUE ANTECEDEN A UNA CAIDA.
Ahora bien; Dios revela en su palabra un principio fundamental que antecede a una caída y tiene que ver con el ego personal cuando dejamos de someterlo al señorío de Cristo. Su palabra dice: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, (el ego se inflama) Y antes de la caída la altivez de espíritu”. Prov. 16:18.
El significado bíblico de altivez se refiere a el orgullo en forma despectiva, a la soberbia. Se podría decir que es lo contrario a humildad. Las personas que son altivas, se sienten superiores a las demás. Además, trata a los demás con cierto desprecio y superioridad.
La versión NBV traduce: “Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso”. …Esto quiere decir que el corazón se inflamó y permitió que fuera adulado. Recibió honra y gloria que solo le pertenecía a Dios, y esto creció en el corazón al grado que por la adulación se llenó de soberbia y orgullo, el YO, SE ENSEÑORIÓ, el cual trajo el fracaso.
Pero Dios es claro cuando dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. (Prov.28:13) Es claro, la voluntad de Dios es que no pequemos.
EN CASO DE CAER, Dios en su gracia y misericordia nos dará la salida cuando reconozcamos nuestro pecado. Cuando lleguemos silenciosamente a Dios en oración, redargüidos y avergonzados por nuestro proceder y sintiendo que no somos dignos de ser llamados hijos de Dios.
En medio de todo esto tenemos un abogado que defiende nuestra causa para salir adelante. Dios nos da una salida. Jesucristo es nuestra provisión, Él es nuestro abogado. Su palabra dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. 1ª. Jn 2:1 …
“Pero, si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado”. (1ª. Jn 1:7). …Y agrega. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1ª. Jn 1:9
Para concluir; Una caída es diferente a pecar de forma deliberada. La nación de Israel cayó en esta práctica desleal al grado que Dios les llego a decir "cansado estoy de holocaustos y sacrificios" El pueblo pecaba y ofrecía sacrificios, y volvía a pecar y de nuevo sacrificios.
La pregunta es: ¿Se puede caer en un circulo vicioso de pecar y pedir perdón de manera continúa cómo el pueblo de Israel.? ¡CLARO QUE SÍ, cuando se hace de manera deliberada.!
En la palabra encontramos una advertencia al que peca deliberadamente... "Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios". Heb.10:26-27
...¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?... (jugar con la gracia y misericordia del Señor)
Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. !!Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Heb.10:29-31.
Así que amados, como dice su palabra, "...ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor"
Tomado de https://unciondeloalto.jimdofree.com/alerta-iglesia-15/porqu%C3%A9-fallamos-a-dios/
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