Bienaventurados los pacificadores...
"Bienaventurados los pacificadores,porque ellos serán llamados hijos de Dios"(Mateo 5:9)
Continuamos con una nueva Bienaventuranza, la séptima de ellas, pronunciadas por nuestro Señor. Ya casi estamos en la recta final en el estudio de estas poderosas declaraciones dichas por Jesús no sólo a su audiencia original, sino a toda audiencia en todas las épocas de la historia, incluyéndonos a nosotros hoy día. Esta séptima Bienaventuranza dice: "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios"
¿Qué significa ser un pacificador? La palabra griega que se utiliza en este pasaje es la palabra "eireno, eirene"que significa paz, y el sustantivo "poieo" que significa hacer. Por tanto, podemos afirmar que un pacificador es una persona que hace, o es hacedora de paz, persiguiéndola y trabajando por ella. Algunas traducciones de las Escrituras traducen este versículo diciendo: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios". El apóstol Pablo dijo al respecto algo muy importante: "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres (Romanos 12:18)
Recalcamos entonces que un pacificador es alguien que persigue la paz, poniéndola por obra sobre su prójimo. Un pacificador no es sólo alguien que evita las guerras y los pleitos con otros, sino que también, de manera activa trabaja por la paz. El escritor Ken Sande en su libro El pacificador, nos recuerda que el pacificador no es el que huye del problema, tampoco el que lo enfrenta de manera agresiva, sino aquel que lo enfrenta de tal manera que puede llegar a su misma raiz para resolverlo y crear la paz.
¿Cómo podemos ser pacificadores? Si nos fijamos un poco podremos darnos cuenta que Jesús mencionó las Bienaventuranzas por orden según la forma en que Dios guía y trabaja en el hombre. Por ejemplo, la primera Bienaventuranza habla de los pobres en espíritu y dijimos que éstos son aquellos que ven su necesidad espiritual. A estos bienaventurados les siguen "los que lloran", es decir, los que reconocen sus pecados y la necesidad del perdón de Dios. Esto como sabemos, es lo que sigue a la necesidad espiritual que todo ser humano tiene de conocer a su Creador. De igual manera, a la Bienaventuranza a los pacificadores le precede la anterior, la Bienaventuranza a los limpios de corazón. Esto nos muestra que para ser un pacificador se necesita antes, un corazón limpio. La secuencia del pensamiento de limpieza de corazón a pacificador, resulta natural, pues es, de un corazón no limpio de donde vienen los celos, los pleitos, las guerras...Santiago 3:17 lo confirma cuando nos dice que la sabiduría de lo alto es primero pura, y luego pacífica. Vemos por consiguiente que es el mismo orden que Jesús menciona en sus Bienaventuranzas.
La pureza precede a la paz
Como toda Bienaventuranza, esta incluye también una promesa: Serán llamados hijos de Dios. Como bien sabemos, toda persona es reconocida como hijo@ de Dios cuando recibe por fe a Cristo y su obra de expiación en la cruz (Juan 1:12)
Esta Bienaventuranza no significa que los pacificadores sean hijos de Dios a expensas de recibir o no a Cristo. La palabra para "hijo" suele implicar una connotación de participante del carácter del padre. Por tanto, en el contexto, la palabra hijo tiene una connotación más del carácter que de posición . Los pacificadores serán llamados hijos de Dios porque ellos buscarán hacer las obras de Su Padre, quien es el Pacificador por excelencia. Dios es la fuente de la paz, pues El es el Dios de paz (Romanos 16:20)
Nosotros como hijos debemos manifestar el carácter de nuestro Padre; y después de haber limpiado nuestro corazón, ser un agente de paz en la tierra. Como hijos de paz debemos:
1) Tener paz (Romanos 5:1)
2) Preservar la paz (Romanos 14:19)
3) Proclamar la paz(Efesios 6:15)
Recalcamos entonces que un pacificador es alguien que persigue la paz, poniéndola por obra sobre su prójimo. Un pacificador no es sólo alguien que evita las guerras y los pleitos con otros, sino que también, de manera activa trabaja por la paz. El escritor Ken Sande en su libro El pacificador, nos recuerda que el pacificador no es el que huye del problema, tampoco el que lo enfrenta de manera agresiva, sino aquel que lo enfrenta de tal manera que puede llegar a su misma raiz para resolverlo y crear la paz.
¿Cómo podemos ser pacificadores? Si nos fijamos un poco podremos darnos cuenta que Jesús mencionó las Bienaventuranzas por orden según la forma en que Dios guía y trabaja en el hombre. Por ejemplo, la primera Bienaventuranza habla de los pobres en espíritu y dijimos que éstos son aquellos que ven su necesidad espiritual. A estos bienaventurados les siguen "los que lloran", es decir, los que reconocen sus pecados y la necesidad del perdón de Dios. Esto como sabemos, es lo que sigue a la necesidad espiritual que todo ser humano tiene de conocer a su Creador. De igual manera, a la Bienaventuranza a los pacificadores le precede la anterior, la Bienaventuranza a los limpios de corazón. Esto nos muestra que para ser un pacificador se necesita antes, un corazón limpio. La secuencia del pensamiento de limpieza de corazón a pacificador, resulta natural, pues es, de un corazón no limpio de donde vienen los celos, los pleitos, las guerras...Santiago 3:17 lo confirma cuando nos dice que la sabiduría de lo alto es primero pura, y luego pacífica. Vemos por consiguiente que es el mismo orden que Jesús menciona en sus Bienaventuranzas.
La pureza precede a la paz
Como toda Bienaventuranza, esta incluye también una promesa: Serán llamados hijos de Dios. Como bien sabemos, toda persona es reconocida como hijo@ de Dios cuando recibe por fe a Cristo y su obra de expiación en la cruz (Juan 1:12)
Esta Bienaventuranza no significa que los pacificadores sean hijos de Dios a expensas de recibir o no a Cristo. La palabra para "hijo" suele implicar una connotación de participante del carácter del padre. Por tanto, en el contexto, la palabra hijo tiene una connotación más del carácter que de posición . Los pacificadores serán llamados hijos de Dios porque ellos buscarán hacer las obras de Su Padre, quien es el Pacificador por excelencia. Dios es la fuente de la paz, pues El es el Dios de paz (Romanos 16:20)
Nosotros como hijos debemos manifestar el carácter de nuestro Padre; y después de haber limpiado nuestro corazón, ser un agente de paz en la tierra. Como hijos de paz debemos:
1) Tener paz (Romanos 5:1)
2) Preservar la paz (Romanos 14:19)
3) Proclamar la paz(Efesios 6:15)
¿Estamos siendo pacificadores en este mundo?
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