9. Interpretación Profética
Los que utilizan este enfoque presumen que la Biblia se encuentra llena de predicciones acerca de eventos futuros; por esta razón tratan de demostrar cómo cualquier acontecimiento de importancia fue pronosticado ya por los autores bíblicos.
Al hacer esto, son culpables de tergiversar las Escrituras. Esta falacia generalmente se asa en el error de no diferenciar entre la profecía y la verdadera predicción. Tenernos que en la profecía el hecho de predecir los acontecimientos está relacionado inevitablemente con la anticipación; es más, su finalidad esencial es servir de base al mensaje del profeta. Por ello, la predicción del profeta es relevante a una determinada situación histórica en la cual y para la cual predijo. La predicción pura, por otra parte, puede estar totalmente separada del momento histórico en que se produce. Podemos encontrar en las Escrituras muchas profecías; pero ninguna predicción pura y, cuando olvidemos este hecho, olvidaremos la importancia del elemento histórico en las Escrituras y, por consiguiente, erramos al interpretarlas. El punto de vista profético en la interpretación de las Escrituras también puede originarse en no distinguir entre las diferentes formas en que el Nuevo Testamento utiliza al Antiguo Testamento. Estas pueden dividirse en tres clases. Primero, a veces los escritores del Nuevo Testamento utilizan las profecías del Antiguo Testamento cuyo cumplimiente piensan que solamente ha de ocurrir en la época del Nuevo Testamento. Segundo, el Nuevo Testamento emplea citas del Antiguo Testamento cuyo cumplimiento final se dice que ocurrirá en el Nuevo Testamento pero que tuvieron su cumplimiento en tiempos del Antiguo Testamento. Una cita que encontramos en Mateo 1:23 probablemente puede ser incluida en esta categoría. Esto no quiere decir que el profeta tuviera en mente un doble sentido cuando hablo, sino que, mirando hacia atrás, el escritor del Nuevo Testamento ve en el relato del Antiguo Testamento una predicción que se cumple a plenitud en el Nuevo Testamento. La tercera forma comprende la comparación de los hechos o manifestaciones del Nuevo Testamento con los que se encuentran en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, en Mateo 13Ñ14’15 parece como si el Antiguo Testamento estuviese usado en esta forma. Jesús está diciendo en realidad: “La condición de los escribas y fariseos es el máximo ejemplo y por tanto cumplimiento de lo que Isaías quiso decir con las palabras: “Habréis de oír, pero no comprenderéis”.No hay lugar a dudas de que, a veces, ha de ser difícil determinar cuál de los usos anteriormente mencionados es el que se nos presenta en un determinado pasaje del Nuevo Testamento; no obstante, debemos estar conscientes de ellos y tratar de utilizarlos si es que deseamos evitar una interpretación meramente de predicción.
Al hacer esto, son culpables de tergiversar las Escrituras. Esta falacia generalmente se asa en el error de no diferenciar entre la profecía y la verdadera predicción. Tenernos que en la profecía el hecho de predecir los acontecimientos está relacionado inevitablemente con la anticipación; es más, su finalidad esencial es servir de base al mensaje del profeta. Por ello, la predicción del profeta es relevante a una determinada situación histórica en la cual y para la cual predijo. La predicción pura, por otra parte, puede estar totalmente separada del momento histórico en que se produce. Podemos encontrar en las Escrituras muchas profecías; pero ninguna predicción pura y, cuando olvidemos este hecho, olvidaremos la importancia del elemento histórico en las Escrituras y, por consiguiente, erramos al interpretarlas. El punto de vista profético en la interpretación de las Escrituras también puede originarse en no distinguir entre las diferentes formas en que el Nuevo Testamento utiliza al Antiguo Testamento. Estas pueden dividirse en tres clases. Primero, a veces los escritores del Nuevo Testamento utilizan las profecías del Antiguo Testamento cuyo cumplimiente piensan que solamente ha de ocurrir en la época del Nuevo Testamento. Segundo, el Nuevo Testamento emplea citas del Antiguo Testamento cuyo cumplimiento final se dice que ocurrirá en el Nuevo Testamento pero que tuvieron su cumplimiento en tiempos del Antiguo Testamento. Una cita que encontramos en Mateo 1:23 probablemente puede ser incluida en esta categoría. Esto no quiere decir que el profeta tuviera en mente un doble sentido cuando hablo, sino que, mirando hacia atrás, el escritor del Nuevo Testamento ve en el relato del Antiguo Testamento una predicción que se cumple a plenitud en el Nuevo Testamento. La tercera forma comprende la comparación de los hechos o manifestaciones del Nuevo Testamento con los que se encuentran en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, en Mateo 13Ñ14’15 parece como si el Antiguo Testamento estuviese usado en esta forma. Jesús está diciendo en realidad: “La condición de los escribas y fariseos es el máximo ejemplo y por tanto cumplimiento de lo que Isaías quiso decir con las palabras: “Habréis de oír, pero no comprenderéis”.No hay lugar a dudas de que, a veces, ha de ser difícil determinar cuál de los usos anteriormente mencionados es el que se nos presenta en un determinado pasaje del Nuevo Testamento; no obstante, debemos estar conscientes de ellos y tratar de utilizarlos si es que deseamos evitar una interpretación meramente de predicción.
10. Interpretación Sistematizada
Con mucha frecuencia se consideran las Escrituras como si presentasen una teología sistemática. Si, por ejemplo, un escritor del Nuevo Testamento sugiere algún curso de conducta que deben seguir aquello para quienes escribió, esto se considera como norma indispensable para toda experiencia cristiana. Tenemos que una exhortación se universaliza en la presunción de que las Escrituras contienen una presentación sistemática de los ingredientes de la vida espiritual, en lugar de relatos hechos en momentos históricos específicos, momentos que a veces estaban muy lejos de ser lo normal y corriente y que no necesitan ser imitados. Digamos que si el autor de la Epístola de los Hebreos exhortó a sus lectores a que trataran de alcanzar la madurez e ir más allá del aprendizaje del alfabeto de los principios cristianos en el cual llevaban ya mucho tiempo (He 5:11-6:12), entonces se supone que todo cristiano ha de necesitar esta exhortación en su experiencia personal. Pero se olvida que este punto de vista condena a todos a duplicar los pecados de las iglesias del Nuevo Testamento para poder ser objetivo de las mismas exhortaciones que a ellas fueron dirigidas. Desde luego que este no puede ser el fin del Nuevo Testamento; más bien debemos comprender que los escritores del Nuevo Testamento se dirigieron a ciertas personas, dentro de un marco histórico determinado, y que sus advertencias fueron originadas por situaciones peculiares. Por este motivo, si existe alguna iglesia o individuo a quienes las exhortaciones mencionadas vienen bien, entonces les serán aplicables. Sin embargo, nuestra finalidad debe ser evitar los errores de las iglesias del Nuevo Testamento y, por ende, evitar ser reprendidos por haber cometido los mismos errores que ellas cometieron. En esto consiste el verdadero cumplimiento del propósito del Nuevo Testamento. Es cierto que una de las razones para un enfoque sistematizado en la interpretación es la necesidad legítima de relacionar las ideas bíblicas y exponer las Escrituras de tal forma que brinden una norma para la vida cristiana. Sin embargo, al tratar de satisfacer esta necesidad no debemos olvidar que los libros del Nuevo Testamento fueron escritos originalmente bajo circunstancias y para problemas especiales y no deben, por tanto, aplicarse a situaciones abstractas y universales. Aún más, debemos evitar el grave error psicológico de pensar que las experiencias de todos los hombres puedan ser incluidas precisamente dentro de un mismo patrón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.Si te ha gustado haz clik en;Me gusta